SURICATAS DEL KALAHARI: Los vigías de la naturaleza
Extremadamente organizadas y donde cada miembro tiene una función concreta, las suricatas son consideradas como las vigilantes de los desiertos y de las sabanas de África. Miembro de la familia de las mangostas, estos simpáticos animales poseen un cuerpo largo y esbelto con un peso promedio de unos 700 gramos. De pelo grisáceo y bandas oscuras en el lomo, estos mamíferos se alimentan de insectos, reptiles y plantas, si bien además de para cazar, también tienen tiempo para relacionarse con sus homólogos, con los que llegan a formar grupos de hasta cincuenta individuos. La existencia de grupos tan grandes no es muy habitual, lo que denota, aparentemente, que se trata de seres muy sociales. Pero la realidad es que si tres son multitud, ¡imagínense 50! La convivencia entre los individuos de un mismo grupo no es fácil y por ello han optado por organizar estas sociedades entorno a una sola hembra, como si se tratara de un matriarcado en el que sólo ella puede reproducirse. En algunas comunidades la hembra da a luz casi al 90 % de las crías del grupo, llegando a parir hasta cuatro veces cada año. Igualmente, un mismo macho suele ser el padre de la gran mayoría de las crías y, a fin de mantener esta dominancia, la pareja reproductora hace uso de la violencia si considera que su posición está en peligro. Este estado de alerta constante supone un desgaste físico y psicológico, lo que podría traducirse en una menor esperanza de vida con respecto a la del resto de miembros del grupo. No obstante, un estudio recientemente publicado constata que las hembras dominantes viven, de media, algo más de 4 años, mientras que los individuos subordinados no llegan a los tres. Para la elaboración del trabajo, los expertos, investigadores de la Universidad de Cambridge, siguieron a más de 3.000 suricatas (Suricata suricatta) de 100 grupos diferentes. Advirtieron que el estrés reducía la longitud de los telómeros – fragmento de los cromosomas que protege el material genético- de las suricatas dominantes y observaron que los del resto permanecían estables. Sin embargo, se dieron cuenta de que había otro factor que influía, y más, en la esperanza de vida de estos mamíferos: la protección del grupo. Y es que en la sabana estos mamíferos deben lidiar con la presencia allí de felinos y otros depredadores como las águilas, por lo que la confección de grupos organizados en los que los individuos se turnan para proteger la comunidad es vital para ellos. De hecho, según se desprende del estudio, las suricatas dominantes no suelen alejarse más de dos horas del grupo cada año, mientras que el resto permanece alejado de su comunidad entre 6 y 35 días de media cada año, un periodo durante el que quedan expuestos a un sinfín de peligros. “Generalmente, las suricatas dominantes mueren debido a tensiones internas en sus grupos, algo que en los humanos podríamos describir como ‘causas naturales’”, expone Dominic Cram, del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge. Asimismo, Cram, que es el autor principal de la estudio, añade que “las suricatas subordinadas mueren debido a circunstancias repentinas e impredecibles, como la exposición a los depredadores”, por lo que, concluye, “el lugar de una suricata dentro del grupo social determina los riesgos de mortalidad que enfrenta”. Hasta ahora se sabía que, en el caso de las abejas y las hormigas, existe un perfil genético que hace que las reinas -madres de todos los recién nacidos de la colonia- envejezcan más lentamente. No obstante, esta es la primera evidencia de que lo mismo ocurre con mamíferos como las suricatas, aunque no se deba a un mecanismo genético. Cabe destacar que debido a su comportamiento afable y simpático, las suricatas suelen ser domesticadas y tratadas como mascotas, sobre todo en su zona de origen (a pesar de que pueden transmitir la rabia). Sin embargo, en numerosos países su posesión está penada por la ley, pero ello no impide su comercio ilegal :(