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miércoles, 27 de enero de 2021

CHINA: Guerra de desgaste

Como sabéis, las tensiones están aumentando entre Beijing y Taipei, y con el retorno a la Casa Blanca de los halcones - tras una obligada pausa de cuatro años - todo parece indicar que un conflicto militar entre EE.UU. y China es mas que probable. Si bien la táctica preferida de los chinos es jugar a largo plazo e involucrar a la isla en una guerra de desgaste tal como lo hicieron con Hong Kong, en esta ocasión Washington intervendría militarmente para “proteger” a su estratégico aliado. Uno de los puntos de inflamación potenciales más grandes del mundo en este momento es el Estrecho de Taiwán. A medida que aumentaron las tensiones entre EE.UU. y China, el destino geopolítico de la isla autónoma de Taiwán se ha vuelto fundamental en la "nueva guerra fría”. Beijing ha mantenido la posición de larga data de que la isla, que es la continuación de facto del gobierno anterior chino, (la del Kuomintang de Chian Kai Shek), derrotado en una larga guerra civil y que se refugio en la isla en 1949, quedando desde entonces la autodenominada República de China bajo “protección” estadounidense, el cual para Beijing es una provincia separatista que tarde o temprano - tal como sucedió con Tibet, Uiguiristán, Hong Kong y Macao - debería reunificarse con el resto del país. Pero Taiwán, que ha estado bajo un gobierno separado del continente, se ve cada vez más como algo diferente, especialmente dado que ha desarrollado un sistema democrático. Es mas, bajo el gobierno de Tsai Ing-wen y su Partido Democrático Progresista (DPP), ha buscado cada vez más afirmar su posición hacia la "independencia formal", respaldada por EE.UU. lo cual jamás seria reconocido por Beijing, que en mas de una ocasión ha advertido que si dan ese paso “en cuatro días ocuparía la isla” Esto ha resultado en una escalada de las tensiones militares, con los chinos participando en frecuentes ejercicios de la fuerza aérea cerca de la isla, mientras que Washington ha asegurado un número récord de ventas de armas a Taipei, que ha irritado profundamente a Beijing, que ha elevado el tono de sus amenazas. El resultado ha sido mucho hablar de que China podría lanzar en cualquier momento una invasión formal a Taiwán, lo que nunca ha descartado. ¿Pero es eso plausible? ¿Y qué es probable que suceda? Un análisis exhaustivo de Reuters estableció una tesis diferente, argumentando que si bien Beijing no está a punto de invadir la isla, ha estado librando una guerra híbrida de "zona gris" contra ella, que podría describirse con mayor precisión como una guerra de desgaste. Es bastante correcto señalar que, aunque China podría ganar de manera factible de manera rápida un conflicto en el Estrecho de Taiwán - incluso teniendo en cuenta la intervención de EE.UU.- los costos serían altos. Aún así, con Hong Kong ahora pacificado, es obvio cuál es la próxima prioridad de China. A los principales medios de comunicación y a los comentaristas occidentales les gusta retratar a China como el agresor cuando se trata de Taiwán, como hicieron con Hong Kong y hacen con casi todo lo demás. Por supuesto, el tamaño de la isla y el hecho de que en general es “inofensiva” frente a su belicoso vecino nuclear le hacen ganar mucha simpatía, pero esta es una situación mucho más compleja que una lucha sin matices entre "el bien y el mal", como se supone erróneamente. Beijing percibe la separación de Taiwán del territorio de China como una injusticia histórica que debe corregirse. El legado del imperialismo occidental significa que Beijing ha construido la identidad nacional de la República Popular China en torno al tejido de la "reunificación", devolviendo a la nación china a su estado legítimo en un contexto de humillación histórica, sufrida a mano de las potencias occidentales desde el siglo XIX aprovechándose de la debilidad del Imperio Qing y al cual pretendían dividírsela en “zonas de influencia”. Es obvio pensar por ello que el regreso de Hong Kong a China y la subsiguiente afirmación de la soberanía de Beijing sobre él fuero considerado como un paso legítimo en esa dirección. Ahora que el movimiento de protesta de Hong Kong financiado por los EE.UU. ha sido aplastado y el arresto del magnate Jimmy Lai (un conocido agente de la CIA) es otro clavo en su ataúd, la lógica sugiere que Beijing se encargara a continuación de Taipei. Este es realmente el único problema que le queda actualmente a China y quiere solucionarlo a la brevedad posible. No es solo una cuestión de orgullo nacional, sino una cuestión estratégica: durante mucho tiempo Beijing ha sido cauteloso ante el "cerco estratégico" de los estados adversarios que han tratado de rodear la periferia de China y ha respondido en consecuencia, adoptando una línea dura si es necesario. En 1950, Beijing intervino en la Guerra de Corea para evitar que la coalición liderada por EE.UU. ocupara toda la península de Corea y pusiera fin a la existencia de la comunista Corea del Norte, aliado estrecho de China. Asimismo en 1962, China fue a la guerra contra la India con el fin de sofocar su inclinación hacia la Unión Soviética, su rival ideológico dentro del comunismo. En 1979, también fue a la guerra contra Vietnam por la misma razón, y en el 2020, una vez más se involucró en tensiones fronterizas con Nueva Delhi para frenar sus crecientes vínculos con Washington. Como resultado, la presencia en su frontera de Taiwán, que se está volviendo cada vez más desfavorable políticamente para Beijing y mirando desvergonzadamente cada vez más a Washington, es una responsabilidad estratégica y un desafío ideológico que debe ser abordado de inmediato. Aunque los lazos entre Taipei y Beijing fueron cálidos bajo el gobierno del Kuomintang en años anteriores, la política independentista del DPP ahora forma parte de la agenda central de los chinos. ¿Así que, qué debe hacerse? Los riesgos de usar la fuerza son tremendos, dada la posible intervención de Washington, las ondas de choque económicas y una desaprobación más amplia en Occidente. Sin embargo, esto no significa que China no esté preparada para subir la apuesta. En cambio, podemos esperar el incremento de su guerra de desgaste en la que el objetivo sea simplemente abrumar a Taipei con provocaciones constantes, un cambio en el equilibrio de poder y el agotamiento de sus recursos. Por ejemplo, tener que modernizar sus aviones le habría costado a Taiwán casi mil millones de dólares en octubre, además de los gastos en las crecientes compras de municiones del complejo militar-industrial de los EE.UU. El análisis de Reuters sugiere que ante el incremento de las tensiones, Taiwán puede optar por su mayor aumento en el gasto de defensa. Dada la obvia diferencia de tamaño y recursos con China, uno tiene que preguntarse cómo es que Taiwán mantiene ese ritmo. ¿De donde sacaría los recursos para ello o a que sectores recortaría sus gastos para comprometerlo en la compra de armas? Por tanto, es posible que, a largo plazo, el objetivo de China sea minar la moral de Taiwán y su voluntad de resistir la atracción política de Beijing. Si bien tiene el apoyo de los EE.UU. este se encuentra lejos, mientras los chinos están al otro lado del estrecho. En segundo plano, ¿qué puede hacer para detener esto? Aunque Washington actúa para contener a Beijing en sus planes de reunificar a Taiwán con China, el propio Washington no puede presionar demasiado en su apoyo a los independentistas sin arriesgarse a que estalle un conflicto. Y también es probable que esté contemplando el cambio de equilibrio de poder a medida que crezcan las capacidades y la economía de China. Dicho todo esto, mientras que la isla posiblemente esta determinado a seguir con su plan independentista, China la está empujando a una batalla de voluntades maratónica y, en última instancia, espera hacerla tropezar sin disparar un solo tiro, pero si ello ocurre ya están desde hace mucho preparados para reunificar a la isla con el continente en un tiempo record, antes que los EE.UU. pudiera ir en su ayuda y tener que enfrentarse a los hechos consumados. Si ello ocurriera ¿se atreverían a atacar a los chinos de todas maneras? A quienes ahora están en el poder en Washington de seguro no les desagradaría la idea, así arrastren al mundo a un conflicto de consecuencias inimaginables para la humanidad :(
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