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miércoles, 26 de mayo de 2021

AFGANISTAN: Negros presagios

A medida que los EE.UU. se retira sin pena ni gloria de Afganistán, surge la pregunta de qué tan bien responderán los militares afganos cuando la carga de enfrentarse a los talibanes recaiga solo sobre sus hombros. La respuesta es: nada bien. En efecto, luego de dos décadas y billones de dólares dedicados a entrenar al ejército afgano para que se sostenga al régimen títere impuesto por Washington y prevalezca en el combate contra los talibanes y otros grupos terroristas, el presidente del Estado Mayor Conjunto de los EE.UU., el general Mark Milley, no pudo proporcionar una respuesta directa a si los afganos podrían seguir luchando una vez que las fuerzas estadounidenses y de la OTAN completen su retirada a finales de este año. "Creo que hay una variedad de escenarios aquí, una variedad de resultados, una variedad de posibilidades", dijo Milley a los periodistas . “Por un lado, obtienes algunos resultados posibles realmente dramáticos y malos. Por otro lado, se obtiene un ejército que permanece unido y un gobierno que permanece unido. ¿Cuál de estas opciones se obtiene y se hace realidad al final del día? Francamente, todavía no lo sabemos. Tenemos que esperar y ver cómo se desarrollan las cosas durante el verano”. Como sabéis, la vergonzosa fuga de los EE.UU. de Afganistán ante la imposibilidad de vencer a los talibanes, se encuentra en marcha. Esta misma semana, los estadounidenses terminaron de retirarse del aeródromo de Kandahar, una vez hogar de miles de tropas y decenas de aviones. La base se utilizó como trampolín para posiciones operativas más austeras en el centro y sur de Afganistán. Kandahar, la segunda ciudad más grande de Afganistán, fue también el lugar de nacimiento del movimiento talibán. Si Kandahar y sus alrededores - ya que el resto de Afganistán se encuentra en manos de los talibanes - desean permanecer libres de su control, dependerá del ejército afgano lograr ese resultado. Si bien las fuerzas de operaciones especiales afganas y la fuerza aérea se han desempeñado lo mejor que han podido, es solo porque las tropas estadounidenses que las entrenaron no siguieron el ciclo estándar de rotación de unidades de 6 a 9 meses que siguieron otras fuerzas. Los soldados de las fuerzas especiales estadounidenses trabajaron con las mismas unidades afganas en varios despliegues, al igual que el cuadro de aviadores de la Fuerza Aérea que entrenó a los aviadores afganos. En cuanto al resto del ejército afgano, Sopko tenía una evaluación diferente. "El ejército afgano, y en particular la policía afgana”, testificó Sopko, "ha sido una pesadilla desesperada y un desastre". La razón principal de esto, dijo recientemente Sopko en una entrevista, es que EE.UU. intentó “construir un ejército afgano a nuestra imagen y semejanza. En otras palabras un Ejército que usa los sistemas y el equipo y las armas que hace nuestro ejército. Y, sin embargo, este es un país donde una gran parte de la población es analfabeta, muy poca electricidad y escaso Internet” dijo a modo de excusa. A modo de ejemplo, el año pasado, el ejército estadounidense otorgó un contrato de 14 millones de dólares para un sistema basado en Internet diseñado para ayudar a las fuerzas afganas a realizar un seguimiento de sus vehículos y armas. De los 191 sitios de almacenamiento financiados por esta iniciativa, 78 no estaban en uso porque no tenían electricidad ni conexión a Internet. Pero la falta de conectividad a Internet es la menor de las preocupaciones afganas. “Actualmente, el gobierno afgano tiene una capacidad limitada para trasladar alimentos, municiones, suministros médicos, etc., a las unidades en el campo”, agregó Sopko. “Los afganos también carecen de capacidad para mantener su equipo. Sin el desarrollo de estas funciones básicas, el [ejército afgano] nunca podrá sostenerse a sí mismo". En enero de este año, la fuerza aérea afgana tenía poco menos de la mitad de su número requerido de personal de mantenimiento de aeronaves. Incluso con el apoyo de los contratistas de EE. UU. solo se podían utilizar 136 de los 167 aviones. Se espera que este número caiga vertiginosamente una vez que Washington retire el apoyo a los contratistas del Departamento de Defensa. Pero EE.UU. está buscando formas de superar este problema. “Estamos examinando alternativas para ayudar a los afganos y su esfuerzo de mantenimiento a distancia," el general Frank McKenzie, comandante del Comando Central de EE.UU., responsable de todas las fuerzas estadounidenses en Oriente Medio y el suroeste de Asia, dijo recientemente a la prensa. "No quiero minimizar ese problema”, señaló, "hacer que parezca más fácil de lo que va a ser". El mayor problema al que se enfrenta McKenzie, sin embargo, es que incluso si pudiera establecer algún tipo de programa de mantenimiento televisado a distancia "sobre el horizonte", los afganos simplemente no están a la altura de la tarea. El ejército estadounidense, durante las últimas dos décadas, se ha centrado en "objetivos de misión a corto plazo", dijo John Sopko al Congreso, en lugar de desarrollar una capacidad afgana para mantener su propio equipo. Sopko señaló que "los asesores militares estadounidenses proporcionarían mantenimiento y reparaciones de rutina al equipo afgano para que el [ejército afgano] pudiera realizar misiones adicionales". Como resultado, los afganos carecen de una infraestructura logística viable y no queda tiempo para construir una. Según Sopko, el Departamento de Defensa “ha reconocido que construir una capacidad orgánica de mantenimiento de aviones afganos es un proceso que lleva años. Capacitar a un mantenedor de nivel de rutina completamente calificado puede llevar hasta 18 meses y a un mantenedor de nivel avanzado hasta 7.5 años”. Por muy malas que estén las cosas para la Fuerza Aérea afgana, es aún peor para sus fuerzas terrestres. En diciembre del 2020, el ejército afgano estaba completando aproximadamente el 20% de su trabajo de mantenimiento de vehículos, lo que resultó en la atrofia casi total de los vehículos Humvee que utiliza para la movilidad en el campo de batalla. Una vez que los mantenedores estadounidenses se vayan, la flota de vehículos afganos prácticamente dejará de existir. Pero que se queden sin movilidad no es ni de lejos el mayor desafío al que se enfrenten los colaboracionistas afganos ya que pueden ser “motivadas” si utilizan las mismas camionetas y motocicletas que utilizan los talibanes para continuar la lucha. Pero la palabra operativa es "motivada". Como dijo John Sopko al Congreso: “El problema es que por debajo de ese nivel de cuerpo, por debajo de ese nivel de oficial, hay mucha corrupción, mucha incompetencia y está perjudicando seriamente al ejército afgano. El mayor problema no son las bajas; es la deserción, soldados desapareciendo de sus puestos, temerosos de la venganza de los talibanes quienes prometen realizar un baño de sangre con todos ellos por colaborar con los EE.UU., que hoy lo abandona a su suerte”. Asimismo, un principio básico del liderazgo militar es cuidar de sus tropas. Este concepto es prácticamente inexistente en un buen porcentaje de los militares afganos. Según Sopko, a muchas tropas afganas no se les paga ni se les da de comer, y agregó que "tienen que agenciarse su propia comida a sus oficiales, robándola a la población civil, por lo que son más odiados". El hecho es que el general Milley sabe todo esto, y su respuesta a los periodistas de que dejan en el país “unas fuerzas que pueden combatir con éxito frente a los talibanes” es falsa. En realidad, solo hay malas noticias del ejército afgano y, por extensión, del gobierno títere afgano, que estará inerme una vez que los estadounidenses completen su huida a finales de este año. Con la llegada de los vengativos talibanes a la asediada Kabul, comenzara el ajuste de cuentas y este será sangriento :(
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