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miércoles, 23 de junio de 2021

TIANGONG: El arma clave de la Guerra Fría 2.0

Con la llegada de tres taikonautas (la denominación china de astronautas) a su estación espacial en construcción, China ha entrado de lleno en la carrera espacial con Occidente, advirtieron varios analistas, quienes no han ocultado su preocupación al respecto, según da cuenta esta semana Fortune. Ellos partieron el 17 de junio por la mañana, impulsados por un cohete Long March 2-F, lanzado en el desierto del Gobi. Y pasadas siete horas, ya estaban atracando en su destino, la nueva estación espacial orbital que lleva por nombre Tiangong (Paz Celestial) y que estará operativa a finales del 2022. Cabe destacar que su construcción comenzó en abril, pero desde ahora ya tiene a tres personas viviendo en ella, quienes permanecerán allí tres meses, durante los cuales realizarán dos caminatas espaciales de seis o siete horas. Su llegada, que se realizó sin problemas, es el inicio de los próximos dos años muy ajetreados para China, que quiere aprovechar los éxitos de la última década para culminar uno de sus proyectos espaciales más ambiciosos hasta la fecha. Aunque el proyecto fue concebido y aprobado a principios de 1992, su consolidación final coincide con el momento en el que el futuro de los humanos en la órbita terrestre baja está en juego. Como sabéis, la Estación Espacial Internacional (EEI o ISS, por sus siglas en inglés) se acerca a sus últimos años de existencia y donde China por razones políticas, estaba vetada de participar. A ello debemos agregar que Rusia ha anunciado que abandonara la EEI antes de tiempo para construir su propia estación espacial . Y otras empresas como Axiom Space y Sierra Nevada Corporation siguen enérgicamente con sus planes para las estaciones comerciales como posibles sucesores. En lo relativo al esfuerzo desplegado por China, subraya la experta en política espacial y geopolítica y coautora de Scramble for the Skies, Namrata Goswami, afirma "Una estación espacial es una estación espacial", lo cual es una clara demostración de que China ya es tecnológicamente capaz de enviar a personas al espacio durante largos períodos de tiempo. "Los beneficios geopolíticos de realizar experimentos y acoger a los astronautas extranjeros son los mismos que con la EEI, pero ahora China sería el actor principal", añade. El módulo Tianhe-1 es el núcleo de lo que se supone que será la estación espacial de tres partes. Por fuera, no se puede comparar con la EEI, que tiene ya 22 años. La Estación Espacial Internacional es un gigante del tamaño de un campo de fútbol que pesa alrededor de 420 toneladas métricas, mientras que la Estación Espacial Tiangong tiene forma de T, sería mucho más pequeña y tendría entre 80 y 100 toneladas, más cerca del tamaño y la masa de la antigua estación MIR de Rusia. El módulo Tianhe-1 pesa solo 22 toneladas y tiene 16,6 metros de largo. Y luego de las 12 misiones programadas para este año y para el próximo con el fin de juntarlo todo, la estación completa mediría aproximadamente la mitad que la EEI. Eso no representa ningún problema para China. En una entrevista a Scientific American, el científico jefe del programa de Exploración Humana de China, Gu Yidong, afirmó: "No teníamos la intención de competir con la EEI en cuanto a escala ya que solo es el comienzo". Y eso no significa que la estación no cuente con algunas capacidades espaciales útiles. Tianhe será la vivienda principal para los taikonautas a bordo, y los dos segmentos siguientes, Wentian y Mengtian, albergarán una serie de experimentos científicos que aprovecharán la microgravedad de la estación. Se podrá investigar dinámica de fluidos y cambios de fase, por ejemplo, o el crecimiento y la evolución de distintos organismos. Dentro de la estación habrá 14 estantes para experimentos del tamaño de una nevera y otros 50 puntos de acoplamiento para experimentos que se podrán organizar en el exterior para exponer los materiales al vacío del espacio. China ya ha contactado a sus socios internacionales para solicitar experimentos. Sus cinco puertos de acoplamiento y la gran cantidad de brazos robóticos garantizarán visitas seguras desde otras naves espaciales y crearán la posibilidad de expandir la estación en sí. Quizás lo más interesante es que la estación Tiangong tendrá un papel importante para ayudar a China a desplegar y operar su nuevo telescopio espacial, Xuntian, que competirá con el envejecido Telescopio Espacial Hubble de la NASA, con un campo de visión 300 veces mayor y una resolución similar. Realizará observaciones en el espectro de luz ultravioleta y visible y llevará a cabo investigaciones sobre materia oscura y energía oscura, cosmología, evolución galáctica y detección de objetos cercanos. Programado para ser lanzado en el 2024, Xuntian podrá acoplarse a la Tiangong para facilitar las reparaciones y el mantenimiento. Además, la estación puede servir de plataforma para probar tecnologías críticas para mantener presencia a largo plazo en la Luna y Marte algún día, como los sistemas de vivienda y soporte vital, energía solar y protección contra la radiación y los impactos de micrometeoritos. Todo suena genial, pero, como señala el profesor de la Universidad de Cornell (EE. UU.) Lincoln Hines, el verdadero objetivo de la estación parece ser el prestigio: posicionar a China como parte de un club exclusivo de potencias espaciales que operan un puesto avanzado permanente en órbita, impulsando el apoyo nacionalista dentro de sus fronteras. Hines detalla: "No tengo ninguna duda de que hay personas en la comunidad científica china que están realmente entusiasmadas con lo que podrían hacer a través de la Tiangong. Pero el hecho de que el régimen comunista apoye este gran y ambicioso proyecto es un símbolo muy fuerte que permite a China decir a su población: 'Somos tecnológicamente poderosos y podemos competir con los EE.UU.". El proyecto también ayuda a Beijing a competir con Washington en la carrera espacial. EE. UU. es el principal financiador de la EEI, que es un bien público extraordinariamente costoso que beneficia al resto del mundo al permitir la ejecución de interesantes experimentos científicos y tecnológicos, pero se puede decir que el mayor impacto de la estación proviene de su condición de modelo para la cooperación internacional. Podemos esperar que la Tiangong proporcione el mismo tipo de beneficio diplomático para China al ayudar a fortalecer sus lazos con otras naciones, especialmente en un momento en el que China busca afianzarse como la superpotencia mundial del siglo XXI y se enfrenta a una virulenta campaña antichina propalada por el discapacitado físico y mental de Joe Biden en la reciente cumbre de la OTAN. "El esfuerzo de China en el campo espacial llama mucho la atención de Occidente", sostiene Goswami, mientras que el futuro de la EEI es turbio. "Así se muestra al mundo que China está disputando abiertamente contra una decadente EE.UU. el liderazgo mundial en todos los ámbitos, y es el enemigo a vencer", admitió :)
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