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miércoles, 26 de octubre de 2022

EL GATO NEGRO: Entre el misticismo y el misterio

Los gatos, animales independientes que por su propia naturaleza son cazadores y solitarios, tienden a ver a los seres humanos como compañeros de su jauría, con lo que tampoco ven al hombre como presa. El gato es un animal que ha estado junto al hombre en la mayor parte de las civilizaciones; podemos destacar por ejemplo, el antiguo Egipto, época en la que fue considerado como animal sagrado, siendo venerado e incluso embalsamado tras su misma muerte. Bastet, era la diosa encargada de proteger el hogar y simbolizaba la alegría de vivir, una deidad dedicada a la armonía y la felicidad. Se representaba con la forma de gato doméstico o como una mujer con cabeza de gato, acompañada de un sistro -instrumento musical con forma de herradura, que lleva adosado unos pequeños platillos metálicos insertados a través de unas finas varillas, que se hacía sonar simplemente agitándolo-. Como curiosidad, aportar que los egipcios inoculaban a los gatos algunas gotas de su propia sangre para protegerlos de las enfermedades, plagas y cualquier mal espíritu. En esos tiempos estaba prohibido matarlos, y si alguien se atrevía y era descubierto, era condenado a pagar con su propia vida. Otra curiosidad es la que apunta a que los egipcios, cuando se moría uno de sus gatos, se afeitaban las cejas en señal de duelo. En 1890, durante unas excavaciones en las ruinas de Bubastis, fueron halladas enormes necrópolis con más de 300.000 momias de gatos. Fueron los griegos los que tras robar una pareja de gatos a los egipcios – a pesar de su negativa – comenzaron su crianza e iniciaron la expansión de la raza por toda Europa. Las culturas musulmanas también mostraron a lo largo de los siglos su especial cariño y aprecio por los gatos, debido a que el mismísimo Mahoma les prometió a estos animales un puesto en el paraíso. En la tradición Celta, se creía que los ojos de los gatos representaban las puertas que conducían hacia el reino de las hadas. En la Galia, la matanza de uno de ellos, era castigada con el pago de una oveja o cordero, o con el equivalente a la cantidad de trigo necesaria para cubrir completamente el cadáver del felino suspendido por la cola y con su hocico rozando el suelo. Pero no todo en la vida histórica de los gatos ha sido escrito en clave positiva; la imagen de estos pequeños felinos ha estado asociada al mundo oscuro, al lado del mal, relacionándose especialmente con la brujería, especialmente si eran de color negro. Se dice que eran files compañeros de las hechiceras y brujas, teniendo estas últimas, con la capacidad de convertirse en uno de ellos para asaltar a los incautos en los solitarios caminos, e incluso introducirse en sus casas y causarles maleficios. Las brujas tenían como fieles escuderos a los gatos, a quienes utilizaban como mensajeros. Fue en la Edad Media (a mediados del Siglo XIII) cuando nace la creencia de considerar a los gatos de color negro como portadores de la mala suerte, ya que eran considerados cómplices o mayordomos de las brujas. Y fue así como en esa época de odio y fanatismo religioso comenzó una terrible persecución contra ellos por parte de la corrupta y decadente Iglesia Católica, sacrificándose cientos de miles bajo la acusación de simbolizar al Diablo y ser brujas transformadas. Fue tan brutal el aniquilamiento de estas inocentes criaturas - no importando el color de su pelaje - que cuando la peste negra azotó a Europa en el siglo XIV, causo más de veinticinco millones de víctimas mortales, ya que apenas quedaban gatos que lucharan contra las ratas, propagadoras de la mortífera enfermedad. ¿Si no se hubiera exterminado a los gatos durante las décadas anteriores, se hubiera podido erradicar la peste con más rapidez?, la respuesta sin duda es un rotundo sí. En esos tiempos, incluso el Papa Clemente, en su obsesión por acabar con la Orden Templaria, se atrevió a acusar a los caballeros de la organización, de homosexuales y adoradores del demonio en forma de gato. No fue hasta el siglo XVIII con la llegada de la Reforma, cuando el pequeño felino volvió a recuperar parte de su esplendor anterior, convirtiéndose en el protagonista de bellas pinturas y esculturas. Los armadores de los barcos se hacían con algunos ejemplares felinos para acabar con los ratones a bordo de sus naves. ¿Cuánto hay de verdad o mentira en todas esas historias populares que adoptan como protagonista la imagen del gato? Conozcamos algunos ejemplos: Cruzarse con un gato negro -como ya hemos dicho- se considera símbolo de mal agüero, pero sin embargo su aparición en un banquete de bodas era señal de matrimonio afortunado. En el juego, se cree que pasar el billete de lotería por el lomo de un gato oscuro, es atrayente de la buena suerte. En muchas localidades rurales del norte de España, se creía que tragar pelos de gato negro servía para volverse loco, y si comías algo que previamente hubiera lamido un gato del mismo color era motivo para enfermar de por vida, pero si vemos a un gato saltar por encima de un ataúd, es señal de que el difunto regresará aparecido para pedir por las cuentas pendientes. En Escocia, un gato negro extraño en el porche significa un futuro próspero. En Irlanda, cuando un gato negro cruza la trayectoria de una persona a la luz de la luna, significa que va a haber una enfermedad epidémica. En Italia desde hace cientos de años se cree que si un gato negro se pone en la cama de una persona enferma, esa persona morirá al poco tiempo. Hace muchos años en Inglaterra, las esposas de los pescadores mantenían gatos negros en sus hogares mientras que sus maridos salían al mar en sus barcos de pesca, creyendo que evitarían que ocurriera algún peligro a sus maridos mientras estaban ausentes. No dejemos a un lado las supersticiones relacionada con lo meteorológico; si un gato se agarra a la ropa de su amo, no tardará en llegar tormenta. Si duerme con el lomo hacia arriba, se acercan heladas. Si se lava el hocico, es aviso de que las lluvias están cerca. Sea como sea, y más allá de estas creencias, el gato está viviendo actualmente una etapa tranquila junto al hombre (aunque siempre encontraremos a salvajes que llegan a maltratarlos sin motivo alguno). Y es que bien mirado, el gato - sea del color que fuera - es el perfecto compañero de piso, que va a lo suyo y solo viene a buscarte cuando necesita cariño y algo de roce. Aprovecho el momento para desearos una feliz Noche de Brujas :)
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