Venga, ante la ausencia de noticias relevantes estos días, nuestra atención vuelve a concentrarse en el ámbito internacional, específicamente en Grecia, sumida en una profunda crisis económica, la cual puede extenderse a otros países de la Eurozona con insospechadas consecuencias para el resto de países, incluidos los latinoamericanos. Y es que mientras el Parlamento de ese país aprobaba la medicina amarga que le presentaba el Gobierno de coalición de derecha, la calle se inflamaba de indignación causada por el descontento popular a la aprobación del acuerdo con la troika con durísimos ajustes que afectaran irremediablemente su bolsillo, las cuales no están dispuestos a aceptar y que según todas las encuestas, son rechazadas por el 79% de los griegos. Es más, ellos exigen que los recortes se apliquen contra los bancos y otras entidades financieras, considerados los únicos responsables de la crisis económica Sin embargo, incluso este sacrificio de nuevos recortes no bastó para que el FMI y la UE dieran luz verde a los 130.000 millones de euros que Grecia necesita con suma urgencia para poder hacer frente a sus deudas. Los socios europeos, con Alemania a la cabeza - el país mas odiado por los griegos y quienes en su prensa comparan a Angela Merkel con Adolf Hitler - exigen pruebas fehacientes, por escrito, de que esta vez Grecia cumplirá y no se echará atrás tras las elecciones de abril. Y aún queda por determinar de dónde saldrán 325 millones de los 3.300 millones de recortes, ante la negativa griega a reducir las pensiones. Mientras tanto las violentas manifestaciones que sucedieron en Atenas desatadas mientras el Parlamento debatía y votaba ese acuerdo, bajo una fuerte presión alemana, reflejan que la capacidad de los griegos de asumir sacrificios está llegando a su límite. Así lo han entendido también 43 diputados que decidieron votar en contra del nuevo paquete de austeridad, y que por ello han sido expulsados de sus respectivos partidos. De hecho, el Gobierno ganó la votación en el Parlamento por 199 votos a favor, 74 en contra y 27 abstenciones o ausencias. Sin embargo, está por ver el impacto de esta extrema austeridad en las próximas elecciones, en la que puede salir irremediablemente dañada la coalición oficialista de derecha y crecer los extremos y los populismos. Sin embargo, otro resultado en el parlamento hubiera sido un desastre para Grecia y para los mercados europeos y mundiales. Grecia no tiene otro remedio que transitar por esa vía. A corto plazo, sin las ayudas de la UE y el FMI se vería obligada a declararse en suspensión de pagos y entraría en una recesión mucho más dura que agravaría las tensiones que vive su sociedad. El camino de salirse del euro, que ha señalado estos días el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, no es tampoco una opción para Grecia, en el caso de que fuera jurídicamente posible. Como han apuntado algunos estudios, tan drástico paso podría suponer la pérdida de hasta un 50% de su PIB, sin beneficio alguno que compensase ese brutal costo. Además sentaría un precedente que desestabilizaría el conjunto de la eurozona, pues se abriría la carrera especulativa para una salida de Portugal, Irlanda y quién sabe si de otros, como España e Italia. Pero la realidad es que Grecia no va a poder cumplir, porque las exigencias a las que se ve sometida agravan el abismo de la recesión en el que ha caído, lo cual ahonda a su vez su déficit. Lo ocurrido en las calles de Atenas, ocupadas por unos 100.000 manifestantes y devastada por violentos incidentes que han incendiado varios edificios históricos, refleja un peligroso divorcio entre la calle y la política. Grecia necesita todo un cambio de cultura para salir del atolladero en el que se ha metido a sí misma y a Europa con ella. Pero tamaña mutación requiere tiempo, liderazgo y comprensión.Y ello no se ve por ningún lado.Preocupante desde todo punto de vista :(
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miércoles, 15 de febrero de 2012
GRECIA AL BORDE DEL ABISMO : No hay luz al final del túnel
Venga, ante la ausencia de noticias relevantes estos días, nuestra atención vuelve a concentrarse en el ámbito internacional, específicamente en Grecia, sumida en una profunda crisis económica, la cual puede extenderse a otros países de la Eurozona con insospechadas consecuencias para el resto de países, incluidos los latinoamericanos. Y es que mientras el Parlamento de ese país aprobaba la medicina amarga que le presentaba el Gobierno de coalición de derecha, la calle se inflamaba de indignación causada por el descontento popular a la aprobación del acuerdo con la troika con durísimos ajustes que afectaran irremediablemente su bolsillo, las cuales no están dispuestos a aceptar y que según todas las encuestas, son rechazadas por el 79% de los griegos. Es más, ellos exigen que los recortes se apliquen contra los bancos y otras entidades financieras, considerados los únicos responsables de la crisis económica Sin embargo, incluso este sacrificio de nuevos recortes no bastó para que el FMI y la UE dieran luz verde a los 130.000 millones de euros que Grecia necesita con suma urgencia para poder hacer frente a sus deudas. Los socios europeos, con Alemania a la cabeza - el país mas odiado por los griegos y quienes en su prensa comparan a Angela Merkel con Adolf Hitler - exigen pruebas fehacientes, por escrito, de que esta vez Grecia cumplirá y no se echará atrás tras las elecciones de abril. Y aún queda por determinar de dónde saldrán 325 millones de los 3.300 millones de recortes, ante la negativa griega a reducir las pensiones. Mientras tanto las violentas manifestaciones que sucedieron en Atenas desatadas mientras el Parlamento debatía y votaba ese acuerdo, bajo una fuerte presión alemana, reflejan que la capacidad de los griegos de asumir sacrificios está llegando a su límite. Así lo han entendido también 43 diputados que decidieron votar en contra del nuevo paquete de austeridad, y que por ello han sido expulsados de sus respectivos partidos. De hecho, el Gobierno ganó la votación en el Parlamento por 199 votos a favor, 74 en contra y 27 abstenciones o ausencias. Sin embargo, está por ver el impacto de esta extrema austeridad en las próximas elecciones, en la que puede salir irremediablemente dañada la coalición oficialista de derecha y crecer los extremos y los populismos. Sin embargo, otro resultado en el parlamento hubiera sido un desastre para Grecia y para los mercados europeos y mundiales. Grecia no tiene otro remedio que transitar por esa vía. A corto plazo, sin las ayudas de la UE y el FMI se vería obligada a declararse en suspensión de pagos y entraría en una recesión mucho más dura que agravaría las tensiones que vive su sociedad. El camino de salirse del euro, que ha señalado estos días el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, no es tampoco una opción para Grecia, en el caso de que fuera jurídicamente posible. Como han apuntado algunos estudios, tan drástico paso podría suponer la pérdida de hasta un 50% de su PIB, sin beneficio alguno que compensase ese brutal costo. Además sentaría un precedente que desestabilizaría el conjunto de la eurozona, pues se abriría la carrera especulativa para una salida de Portugal, Irlanda y quién sabe si de otros, como España e Italia. Pero la realidad es que Grecia no va a poder cumplir, porque las exigencias a las que se ve sometida agravan el abismo de la recesión en el que ha caído, lo cual ahonda a su vez su déficit. Lo ocurrido en las calles de Atenas, ocupadas por unos 100.000 manifestantes y devastada por violentos incidentes que han incendiado varios edificios históricos, refleja un peligroso divorcio entre la calle y la política. Grecia necesita todo un cambio de cultura para salir del atolladero en el que se ha metido a sí misma y a Europa con ella. Pero tamaña mutación requiere tiempo, liderazgo y comprensión.Y ello no se ve por ningún lado.Preocupante desde todo punto de vista :(