En esta oportunidad, con la situación política en Egipto mas tensa que nunca y al borde de la guerra civil, dirigimos por un momento nuestra mirada a Francia donde han surgido algunas novedades que podrían cambiar el sombrío panorama político de ese país, con la ultraderecha dirigida por Marine Le Pen preparándose para tomar el poder en caso de producirse la debacle del gobernante partido socialista en los próximos comicios, y con una oposición conservadora dividida y sin rumbo, tras ser expulsada del Eliseo hace quince meses por el actual presidente François Hollande. Sin embargo, tras su humillante derrota y su innata incapacidad de renovar su vieja y caduca dirigencia -
envuelta en escándalos de corrupción - la derecha pretende aglutinarse nuevamente detrás de la desgastada figura de quien paradójicamente los sepulto en el ostracismo, y que abandonó la política dejando a su partido, la UMP, en una situación financiera catastrófica y sumida en una aguda división.
A pesar de la traición cometida por este impresentable sujeto corrupto y decadente, el tiempo pasa rápido, la memoria es corta, y Nicolás Sarkozy - un menudo judío de origen húngaro, que en su locura se hacia llamar Le Petit Napoleón - parece ser el único capaz de salvar a la derecha del desastre total. En efecto, este lunes, la cúpula, las bases y los cargos electos del principal partido de oposición en Francia aclamaron el regreso del hijo pródigo al comité político extraordinario de la formación conservadora con evidente desesperación para evitar su desaparición, porque no saben a quien mas recurrir en este momento de angustia en el que viven. Inspirándose a medias en la desvergüenza del guarro italiano Silvio Berlusconi para resurgir de sus cenizas, Sarkozy afirmó durante su primer discurso en quince meses que su reaparición no es una vuelta a la política: “Esto no es un regreso político. Cuando decida volver, os avisaré con tiempo y seréis los primeros en saberlo. El día que quiera tomar la palabra, será para hablar a todos los franceses sobre Francia”.indico.
A pesar de estas palabras, existe un total consenso en la clase política que su retorno se ha producido. Sarkozy pidió a los dirigentes que mantengan unida a la formación, dio su visión sobre la crisis económica, ensalzó la importancia de Europa, y calcando una frase lanzada por Marine Le Pen el día anterior, subrayó que le preocupa “más la crisis de ideas políticas que la crisis económica”. Según indican los sondeos, nadie tiene dudas de que Sarkozy está realmente de regreso. El 70% de los franceses cree que volverá a ser candidato en las presidenciales del 2017, aunque un 60% de los ciudadanos prefieren que no lo sea. Faltan todavía cuatro años para ese momento, y este deberá dosificar mucho sus intervenciones durante la larga travesía del desierto.
El analista Bruno Jeudy, buen conocedor de los entresijos de la vieja derecha francesa, dijo el lunes que “14 meses después de su fulminante derrota ante Hollande, estamos ante su vuelta a la política. El tono y la puesta en escena así lo demuestran”. El escenario de la arenga fue el auditorio de la faraónica sede situada en la calle de Vaugirard, un antiguo garaje de 5.500 metros cuadrados que está en el origen de los apuros monetarios que sufre la UMP. El local fue comprado y remodelado entre 2011 y 2012, bajo la presidencia de Sarkozy, en una operación que costó 40 millones de euros. Ahora, el partido debe 55 millones de euros a los bancos y necesita liquidez urgente después de que el Consejo Constitucional le negara el jueves el reembolso de 10,7 millones de euros de financiación electoral tras determinar que la candidatura de Sarkozy trucó las cuentas de la campaña de 2012 y superó el techo máximo de gasto permitido, que ascendía a 22,5 millones. Sarkozy asumió ante los suyos su responsabilidad “plena, total” en las cuentas rechazadas por el Constitucional, y tras criticar de nuevo al organismo del que forma parte anunció que donará al partido 7.500 euros, el máximo permitido por la ley. El gesto trata de animar a los militantes a colaborar en la cuestación nacional lanzada en Internet la semana pasada, que según la UMP ha recaudado tres millones en cuatro días. Según fuentes de la formación, Sarkozy ha prometido que, si el partido no puede afrontar sus pagos, responderá con su patrimonio personal: otra vez, como Berlusconi. La UMP, que debe devolver once millones de euros antes del 31 de julio, reconoce estar cerca de la suspensión de pagos. Para mantener la propiedad de su sede, tendrá que solventar antes de 2017 sus deudas con cuatro entidades: 24 millones a Société Genérale, 15 a BNP, 11 a la Banque Populaire y 5 millones al Crédit Coopératif.
Las reacciones al discurso de Sarkozy evitaron toda referencia concreta a esa situación, y nadie osó comentar la ironía que supone que quien prometió “una República irreprochable” - fracasando miserablemente en el intento - hundiendo las finanzas de la formación y dejándola lejos de todos los resortes del poder tras perder 120 diputados en las legislativas, ahora intente erigirse de nuevo como “el salvador del partido, de Francia y de Europa” de la manera mas cínica que se recuerde. Falta saber si los franceses volverán a caer seducidos por este embaucador - fiel lacayo de la Casa Blanca - pero aun falta cuatro años para comprobarlo :)