La derecha europea esta eufórica con la reelección de Angela Merkel como Canciller de Alemania y no es para menos, aunque no veo el porque: si a ellos les agrada vivir subyugados bajo la bota nazi de Frau Merkel es su problema, pero no tienen porque arrastrar conjuntamente a todo un continente que sufre las consecuencias de la dura política económica dictada desde Berlín.
En efecto,el triunfo de los conservadores en las elecciones legislativas celebradas el pasado domingo, con el 42.3 % de los votos, supone un continuismo en su política fiscal en la UE, donde países como España, Italia, Portugal y Grecia son atormentados por rigurosos procesos de ajuste y se encuentran por ello al borde de la indigencia. Al respecto, el diario Público dio a conocer un interesante artículo que desnuda el engaño en el que vive Alemania y Europa por obra y gracia de la digna emula de Hitler, el cual por su interés, reproduzco resumido y entrecomillado ¡vale?: ”En los últimos meses se dio gran importancia a las elecciones alemanas celebradas el pasado domingo, considerándolas precursoras de un cambio de políticas en Europa, pero se engañan ya que la situación política y económica no variará mucho allí ni en Europa, por ningún motivo. La arrolladora victoria de los conservadores no sólo no modificará la política de Merkel, sino que incluso debilitara el impulso que su gobierno había dado a la economía en los últimos meses para mejorar su imagen ante el electorado y a reforzar su fundamentalismo. Y no cabe esperar ni siquiera alguna tímida reformulación del discurso europeo si no se endurece con firmeza la posición de otros socios de la eurozona. Y no habrá cambios porque lo que los grandes poderes económicos han puesto sobre la mesa aprovechando la crisis económica y lo que ahora se dilucida en Alemania y en toda la Unión Europea no es otra cosa que el cambio radical del modelo social, es decir, una alteración profunda del equilibrio de fuerzas sociales y, por tanto, una redefinición de los derechos económicos e incluso políticos de los ciudadanos.
Es un objetivo muy distinto a las preferencias ciudadanas mayoritarias, tal y como demuestran todo tipo de encuestas, y eso hace que las instituciones representativas en donde puedan reflejarse resulten cada día más incómodas para los grandes poderes económicos. Es por eso que éstos últimos vienen impulsando por todos los medios a su alcance el desmantelamiento de la democracia en toda Europa ya que sólo así se pueden imponer las inhumanas políticas que llevan a ese cambio de modelo y que son tan contrarias a las que desea que se apliquen la inmensa mayoría de la población. No caben, entonces, grandes cambios tras la contienda electoral en Alemania.
Los grandes grupos de presión se han cuidado mucho de impedirlo sobre todo generalizando un discurso político cargado de mentiras que poco a poco cala en toda Europa y particularmente en Alemania para ir conformando una ciudadanía sumisa y convencida de que lo que proponen para su beneficio los grandes grupos financieros “es justo lo que más interesa a los de abajo”. Son precisamente las grandes corporaciones y grupos financieros de ese país los que más combativamente impulsan ese cambio de modelo social y porque la población alemana ha sido especialmente bombardeada y convencida por las mentiras y engaños en las que se envuelve su puesta en marcha. Si hay europeos que están siendo especialmente engañados son los alemanes y si alguien engaña más que otros a los demás europeos son los dirigentes políticos y económicos alemanes.
Se engaña a los alemanes al hacerles creer que Alemania es la que financia al resto de Europa, cuando resulta que sus grandes empresas y bancos han sido desde hace años los grandes beneficiarios de una construcción europea y del euro mal diseñados por haberse hecho a su medida. Alemania no es generosa sino que aprovecha su inmenso poder para tratar de someter a los demás, otra vez, en un espacio económico que sus grandes grupos económicos consideran suyo en toda Europa. Se les engaña cuando se les hace creer que el despilfarro y la irresponsabilidad de los ciudadanos de otros países han sido los que han producido la crisis y los males que se sufren, cuando la verdad es que han sido los bancos alemanes quienes han financiado sin miramiento ni medida las burbujas y los excesos que han destrozado las economías para engordar durante años, eso sí, sus cuentas de resultados.
Se engaña a los alemanes y los dirigentes alemanes están engañando a los ciudadanos europeos cuando se les dice que las políticas de austeridad son la mejor forma de salir adelante y que además son necesarias por la deuda de otros países, cuando Alemania la ha tenido siempre más elevada que muchos de ellos y cuando es una evidencia clamorosa que estas políticas empobrecen a toda Europa y, a la postre, a los propios trabajadores alemanes y cuando sólo están sirviendo para justificar la privatización y la desaparición de servicios públicos y derechos sociales. Se engaña a los alemanes y los dirigentes alemanes engañan a los europeos cuando se les dicen que hay que rebajar salarios para crear empleo y de esa forma sólo se consigue que aumente el beneficio empresarial y la pobreza; o que hay que flexibilizar los mercados laborales, cuando eso sólo se traduce en mayor poder de negociación de los grandes empresarios pero no en más sino en peor empleo; o que hay que reducir el gasto público cuando cada vez son mayores sus aventuras y gasto militares o los gastos financieros que graciosamente se pagan a los bancos privados. Es por ello que no cabe esperar grandes cambios con la reelección de Merkel porque se ha celebrado en medio de un cinismo institucional gigantesco, en el marco de una colosal estafa intelectual y política que no se puede combatir en el seno de instituciones que han dejado de ser democráticas o por gobiernos que son marionetas de los grupos financieros y grandes empresarios.
Cuando los votantes hayan dejado de ser dóciles e ingenuos como vienen siendo la mayoría de los alemanes y europeos en general, y cuando se enfrenten antes con decisión a las autoridades corruptas y totalitarias que nos gobiernan, las elecciones empezarán a tener otro significado y entonces sí que abrirán paso a verdaderos cambios políticos” puntualiza la nota. Nada que agregar a ella, porque ha resumido nuestro pensamiento :(