Para nadie es un secreto que el Criminal de Guerra Donald Trump ha intensificado su ofensiva exterior destinando toda su artillería política y diplomática contra la República Islámica de Irán a la que acusa de incumplir el acuerdo nuclear con el objetivo de atacarla y apoderarse de sus inmensas reservas de petróleo. Como sabéis, el Acuerdo Nuclear, conocido como Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA por sus siglas en inglés) fue la excusa principal esgrimida por los EE.UU. para agredir a Irán como ha sido habitual desde el triunfo de la Revolución Islámica en año 1979 cuando fue derrocado el corrupto y decadente régimen del Sha Reza Phalevi, títere de los estadounidenses y perro de los sionistas. Para Washington, dicho Acuerdo firmado el año 2015, que estableció una serie de limitaciones al programa pacífico de desarrollo nuclear iraní - que excluyera totalmente cualquier dimensión militar - a cambio del levantamiento de sanciones internacionales, había sido definido por Trump como “un Acuerdo horrible, un desastre. Nunca debimos haberlo firmado…Un Acuerdo que ha hecho a Estados Unidos transferir enormes sumas de dinero al Gobierno de Teherán. Hablamos de barriles de dinero. Es una locura. Es ridículo”. Un Trump que mezcla las cosas, que verbaliza sin una mínima lógica o explicación e ignorando los puntos que contempla el acuerdo, entre ellos, el fin de las sanciones y devolver, por ejemplo, el dinero que ilegalmente Estados Unidos ha retenido de Irán en estos últimos años. No es de sorprender por ello que este demente haya anunciado el abandono del acuerdo nuclear firmado con Irán. Era una decisión que ya había tomado en coordinación con los sionistas desde hace mucho y solo estaba esperando el momento para darlo a conocer. A modo de excusa, afirmo que “no ha traído la paz” y “nunca lo hará” agregando que aun si Teherán cumple las disposiciones del tratado, la República Islámica puede desarrollar armas nucleares “en poco tiempo”. Durante su declaración, anunció además el establecimiento de nuevas sanciones contra Teherán que entraran en vigor en breve. Esta decisión fue también un golpe bajo a sus aliados europeos, a quienes acuso de ser incapaces de corregir los defectos que creyó ver en el convenio firmado por su predecesor en julio del año 2015. Tal disparatada idea fue conversada por Trump con el impresentable Emmanuel Macron, quien en su reciente visita efectuada a Estados Unidos, mostró absoluta complicidad con la idea de violar los acuerdos firmados, hablando de la necesidad de “cambiar aspectos sustanciales del Acuerdo”. Durante su visita a Washington, si bien Macron ha señalado que Francia no abandonaría el Acuerdo firmado con Irán, anunció como una ofrenda a Trump que su país comenzará a trabajar un nuevo acuerdo de tipo “integral” con el país persa, algo que ha sido rechazado por Teherán, que exige con razón que se respete lo firmado y que no aceptará cambio alguno a lo ya acordado. La contumacia de Trump, abandonando el Acuerdo y acusando a Irán de incumplirlo, deja mal parado a Macron, cuando gran parte de los firmantes, han señalado que Teherán había cumplido al pié de la letra lo firmado de cara al mundo el año 2015. Lo afirmó la propia Organización Internacional de Energía Atómica - OIEA - la Unión Europea e incluso ex cancilleres de distintos países del mundo, que en octubre pasado enviaron una carta al congreso estadounidense, pidiendo que se mantenga el Acuerdo nuclear y que se evite cualquier medida unilateral que cambie este pacto de carácter histórico. Entre los firmantes destacan la ex secretaria de Estado de EE.UU., Madeleine Albright. Lamberto Dini de Italia. Amr Moussa de Egipto, Hubert Védrine de Francia, Malcom Rifkind de Gran Bretaña y Joschka Fischer de Alemania. Pero de nada valió estos esfuerzos, porque la decisión de abandonar el Acuerdo estaba tomada de antemano. Menciono el concepto de excusa esgrimido por Estados Unidos, ya que el objetivo de fondo de esta idea obsesiva de Trump, la real meta del gobierno estadounidense y los sectores belicistas que lo componen, es tratar de destruir la Revolución islámica, con la intención de favorecer los intereses occidentales en Oriente Medio y afianzar la alianza con dos de los regímenes más criminales del mundo: el sionismo y el saudita. Esta conducta, de seguir agrediendo a Irán se hace a pesar de todas las opiniones en contrario, tanto de los otros miembros del G5+1 - es decir las potencias que conforman el Consejo de Seguridad permanente de la Organización de Naciones Unidas (ONU) más Alemania - como de Organismos de gran prestigio como es la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) - que afirmó por boca de su Coordinador Jefe, Cornel Feruta que “Actualmente Irán se encuentra bajo un régimen estricto de control nuclear e Irán cumple con sus compromisos en el marco del Plan Integral de Acción Conjunta”.Mas claro ni el agua. Misma opinión compartida por la Unión Europea - UE - a través de la Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de este organismo multinacional, Federica Moguerini quien ha expresado, en numerosas oportunidades que “mantener el acuerdo nuclear con Irán es de interés estratégico para la UE” afirmando previo a la reunión de los cancilleres de los 28 países que conforman la UE que esperaba que estos confirmen su compromiso con el pacto nuclear que se ha firmado con la nación persa. Desde Alemania, principal potencia de la UE la decisión es clara, no tiene lugar a dudas: El Plan Integral de Acción Conjunta está plenamente vigente y esperaba que todas las partes cumplan plenamente lo signado en julio del año 2015. “Nuestra postura se mantiene sin cambios. El cumplimiento del acuerdo y su plena implementación por todas las partes involucradas es una prioridad” así declaró el pasado 25 de abril el portavoz del Ministerio alemán de Asuntos Exteriores, Rainer Breul, en Berlín. Las palabras del Vocero de la Cancillería fueron refrendadas por el propio Ministro de Relaciones Exteriores germano, Heiko Maas quien sostuvo “El acuerdo nuclear es un importante logro que hemos conseguido y nuestro objetivo es que Washington cumpla su parte del compromiso” Por su parte la República Islámica de Irán, sostiene firmemente, desde sus líderes religiosos, políticos y mandos militares, que el convenio nuclear no es negociable y que Estados Unidos será el responsable y deberá afrontar serias consecuencias si se retira del plan acordado. La cancillería persa, presidida por Mohamad Yavad Zarif ha reiterado su opinión que “Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump ha violado casi todos sus compromisos como parte firmante del acuerdo nuclear y que la retirada de Washington de el liberara a Irán de cualquier obligación de permanecer en el pacto” Las declaraciones de Zarif a la publicación estadounidense The National Interest consignaron, que Estados Unidos ha empeñado todos sus esfuerzos en tratar de echar por tierra los compromisos asumidos y sumar en ello a sus socios occidentales. Zarif indicó que desde que se firmó el acuerdo nuclear entre la nación persa y el Grupo 5+1 Estados Unidos en ningún momento ha cumplido con su parte.”Washington, en realidad, no ha levantado las sanciones contra Teherán y sigue dificultando las relaciones económicas, amenazando a las empresas que quieran negociar con Irán. Esto ha significado que no se obtengan los beneficios económicos que se esperaban tras la firma del acuerdo nuclear”. Queda claro que la presión económica es una de las armas que suele usar con frecuencia Estados Unidos. Unido a las presiones políticas, ya sea con sus aliados en reuniones donde trata de imponer su hegemonía, como en organismos internacionales donde suele amenazar con cortar el aporte financiero sino se hace lo que Washington desea. Con la puesta en práctica de agresiones militares, la invasión directa o a través de sus socios siempre prestos a servir al amo del terror. Política que se ve incrementada con la serie de cambios efectuados en el seno de su gobierno, conformando un gabinete de claro corte belicista, coronado con el ex Director General de la CIA y nombrado como Secretario de Estado, Mike Pompeo, quien reemplazó a Rex Tillerson. Un Tillerson que había declarado, urbi et orbe, que no quería ni estaba dispuesto a sabotear el acuerdo nuclear – con el cual estaba de acuerdo en la manera que se había concretado – y que no necesitaba cambios como los propuestos por Trump. Esta opinión, al interior del gobierno y ante cancilleres europeos fue el quiebre definitivo con Trump y su cambio por Pompeo. De esté “halcón en grado máximo” se afirma que va a incrementar los afanes desestabilizadores contra Irán. Stephen Lendman, escritor y columnista estadounidense señala: “La política exterior estadounidense cambiará para peor con Pompeo”. Esta obsesión estadounidense contra Irán, hunde sus raíces en el triunfo revolucionario en aquel mes de febrero del año 1979. Se incrementa con el bloqueo impuesto a la nación persa a partir del mes de abril del año 1980 y a continuación en el mes de septiembre con el apoyo que otorgó Washington al gobierno iraquí - presidido en ese momento por Saddam Husein - a la guerra de agresión contra Irán, por este mandato occidental de asfixiar a la naciente revolución islámica. Una Guerra criminal que se extendió por 8 años y que finalmente consolidó aún más la revolución. Adicionemos, el derribo de un avión de Iranian Airlines en el Golfo Pérsico en julio del año 1988 bajo el gobierno de Ronald Reagan, que dejó 290 muertos tras el lanzamiento de un misil desde el crucero estadounidense Vincennes. Un acto terrorista y bárbaro, sin culpables hasta el día de hoy, que se ha saldado con la excusas dadas por el gobierno de Washington alegando que el crucero “confundió al Airbus 300 con un avión F14” (?). Una más de las falsedades que suele esgrimir Estados unidos para tratar de ‘justificar’ sus crímenes. Un Comité investigador del Congreso estadounidense, en ese año 1988 sostuvo, por voz del Congresista demócrata norteamericano Les Aspin, que miembros del Pentágono reconocieron en conversaciones privadas con un grupo de congresistas, que el avión iraní se encontraba dentro del pasillo aéreo comercial y que cuando fue derribado efectuaba maniobras de ascenso para colocarse en el centro de su ruta. Pero nada pasó, no hubo sanción, menos compensación. La impunidad en grado máximo. El año 1993 el gobierno estadounidense trata de involucrar a Irán en el atentado contra el World Trade Center, que resultó ser obra de un grupo, una célula de Al Qaeda, cuya raíces hay que encontrarlas en el propio apoyo que los EE.UU. brindo a grupos terroristas en la guerra contra las tropas rusas que invadieron Afganistán entre 1979 y 1989. Pero, era necesario buscar un chivo expiatorio. Una acción que se repetiría, con resultados más trágicos, en septiembre del año 2001 cuando se genera el atentado contra las Torres Gemelas y el Pentágono, y donde a pesar de todas las pruebas en contrario se quiere involucrara a Irán con responsabilidades que hay que buscar en Arabia Saudita y con ello el conocimiento estadounidense y de servicios secretos vinculados al sionismo señalan, en forma más que clara. Una operación destinada a poner en marcha lo que se denominaría “la Guerra Contra el terror”. Una guerra con objetivos centrados en Oriente Medio y Asia Central. Todo sirve para acusar a Irán en esta puesta en escena siniestra y criminal. Las agresiones contra la nación persa no cesan y bajo el gobierno de Bill Clinton en abril del año 1995 se decreta el “Embargo económico total de Estados Unidos contra Irán” por la supuesta tenencia de armas nucleares. Desde ese momento las sanciones, embargos, congelamiento de activos y guerra económica se ha mantenido de forma regular. En enero del año 2002 y bajo la administración del Criminal de Guerra George W. Bush, EE.UU. sitúa a Irán dentro de los países considerados como parte del “Eje del Mal” con todas las presiones internacionales que dicha calificación implicaría. A partir del mes de marzo del año 2011 Estados Unidos y sus aliados occidentales, unido a Arabia Saudita e Israel dan comienzo concreto a la guerra de agresión contra Siria y el apoyo efectivo a centenares de bandas terroristas, que ya operaban en Irák desde el año 2003 – cuando fue invadida por Estados unidos y sus aliados - y que trasladan parte de su operaciones contra el pueblo sirio. En septiembre del año 2012 Washington retira a la organización criminal autodenominada Muyahidines del Pueblo, de su lista negra de organizaciones “terroristas”, que implica proporcionarle un gran apoyo político, financiero y claro compromiso de desestabilizar a Irán apoyados por este grupo terrorista. Adicionemos el asesinato de científicos vinculados al programa nuclear iraní en operaciones donde miembros del Mossad israelí han estado involucrados. Desde julio del año 2015, cuando se firma el Acuerdo Nuclear, los intentos de desestabilización contra Irán han incluido el incremento de las sanciones, incluso con actos terroristas en su capital y en el mausoleo del Iman Jomeini y la política de la diplomacia estadounidense, sobre todo bajo el gobierno de Donald Trump, de echar por tierra los alcances del Acuerdo firmado entre el G5+ 1 y la nación persa. Impedir el cese del bloqueo y mantener congelados los activos financieros de Irán. Frenar la adquisición de aviones comerciales para renovar la flota aérea persa. Amenazar a posibles inversores en la industria hidrocarburífera, automovilística y medicina de la República Islámica de Irán, retrasando de este modo la necesaria inyección financiera. A pesar de ello, el apoyo de Irán a Siria en su guerra contra ISIS (aquel grupo terrorista creado y financiado por los EE.UU. y Arabia Saudita y que estaba liderado por un conocido agente del Mossad israeli, quien murió en su guarida junto a sus secuaces, gracias a misiles de inteligencia rusos que los envió de vuelta al infierno) continúa con mas fuerza que antes. Como también el apoyo a la lucha por la autodeterminación del pueblo palestino como eje central de su política exterior contra la bestialidad sionista, el sostén al movimiento de resistencia de Yemen en su lucha contra la invasión saudita, que ha recibido duros golpes en una larga guerra que no puede ganar, a pesar de tener ilimitados recursos y armamento proporcionado por Washington. A ello sumamos la estrecha relación de Teheran con el movimiento de Resistencia islámica - Hezbolá - que tanto aterroriza a los sionistas. Recordemos que cuando Israel ocupó el Líbano el año 1982, Irán brindó apoyo al movimiento nacional de liberación, que finalmente permitió la creación del movimiento Hezbolá. Ayuda que permitiría derrotar al Ejército israelí, que posteriormente tuvo que retirarse del país. La derrota sionista se repetiría el año 2006 en la llamada guerra de los 33 días que significó la huida de las fuerzas de Israel de el Líbano en un conflicto que elevó el prestigio de Hezbolá y con ello el de Irán ante los pueblos árabes. Se suma a ello su estrecha alianza con Rusia en materia militar y política -participando conjuntamente en la derrota definitiva de ISIS - así como el desarrollo de su programa de misiles y mantener muy en alto los conceptos de soberanía y dignidad. Todos ellos elementos que EE.UU. y su mentalidad imperial, no está dispuesto a aceptar. Muy a su pesar, por supuesto, ya que existe una nueva realidad, una correlación de fuerzas distintas en Oriente medio y que cataliza los demenciales intentos de Washington y sus lacayos de incrementar día a día los ataques contra Teherán. He aquí el verdadero objetivo de esta política criminal de usar como excusa el supuesto incumplimiento del Acuerdo Nuclear para abandonarlo, como pretexto para no reconocer que su verdadero fin no es otro que el de destruir a Irán y cesar su apoyo a la resistencia de los pueblos oprimidos como el palestino y yemení que luchan incansablemente por su libertad, así como su gran influencia en tan estratégica región y reconocen en Irán a un fiero contendiente contra EE.UU., Israel y Arabia Saudita quienes necesitan mantener presente el fantasma nuclear, para seguir con su infame política de intervencionismo en el Oriente Medio. Pero allí está Irán para enfrentarlos y de la mano con Rusia, desbaratar cada uno de sus maquiavélicos planes. La derrota de EE.UU. y sus aliados en Siria e Irak ha sido contundente y esa es la razón porque arrecian sus ataques contra la nación persa. De un desquiciado mental como Trump se puede esperar lo peor, no entiende razones esgrimidas ni por sus aliados europeos más cercanos y arrastrado por los sionistas, esta dispuesto a ir a la guerra contra Irán, no importándole en lo más mínimo si esta acción daría paso aun conflicto de mayor envergadura que involucre a Rusia y China. De ello no cabe duda alguna :(