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miércoles, 20 de mayo de 2020

EL LEOPARDO: Cazador por excelencia

Es un elegante y fuerte felino emparentado con los leones, los tigres y los jaguares. El leopardo es un animal esquivo, siendo uno de los grandes depredadores más difíciles de observar en su medio, además del leopardo de las nieves. No es predecible y tiene un comportamiento que lo hace pasar desapercibido. Aun así, es el gran felino con un territorio más extenso. Viven en prácticamente todos los hábitats posibles. Tan sólo necesitan un mínimo refugio y presas susceptibles de ser cazadas. Pueden vivir en sabanas, montañas, selvas tropicales, bosques secos, desiertos y zonas alpinas, de pradera y estepa. También pueden encontrarse en entornos urbanos. La especie se encuentra en África, Oriente Medio y Asia. Cuenta con ocho diferentes subespecies reconocidas por los expertos. Es en el este y sur de África donde hay mayor número de leopardos africanos (Panthera pardus): alrededor de medio millón de ejemplares. En África del Norte, las poblaciones están bajo mínimos. En Marruecos, Argelia y Egipto tan sólo quedan unas decenas de ejemplares. El número también ha bajado muchísimo en África occidental y central. El factor principal es la disminución de presas. En Asia sobreviven siete subespecies y la situación es mucho peor. Se distribuyen desde el desierto de Arabia, donde su hábitat se ha reducido en un 99%, hasta el este de Rusia, donde quedan menos de cien leopardos de Amur. En la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el leopardo de Amur (Panthera p. Orientalis) se clasifica como “en peligro crítico”. De hecho, menos de un centenar de ejemplares sobreviven en Rusia, cerca de la frontera con China y Corea del Norte. También está en peligro inminente de extinción el leopardo de Java (Panthera p. Melas) y el leopardo indochino (Panthera p. Delacouri), del norte de China, subespecie endémica de ese país. De ambos subtipos se calcula que quedan menos de 500 ejemplares. Ocurre algo parecido con los leopardos persas (Panthera p. Saxicolor), de los cuales hay poco más de medio millar. Tanto las poblaciones de África como las de Asia se han reducido y la tendencia continúa. En gran parte del sudeste asiático, este animal está tan en riesgo de extinción como el tigre. Los motivos son muy parecidos a las que provocan el declive de todos los grandes felinos: el aumento de las zonas agrícolas y ganaderas, el aumento de las poblaciones humanas, la caza legal de trofeo, la caza furtiva y el tráfico ilegal. Aparte de las codiciadas pieles de leopardo, este tráfico ilegal comercia con sus huesos, garras y dientes, que se usan con fines medicinales o para rituales de magia. A ello debemos agregar que la deforestación en el sudeste asiático no cesa. La extracción de madera noble, junto a las plantaciones de aceite de palma y caucho son los principales culpables. Grandes extensiones del hábitat del leopardo se están convirtiendo en tierras de cultivo y hace que desaparezca su refugio y, sobre todo, sus presas, de las cuales el ganado ocupa el espacio. Cuando eso ocurre, a los leopardos no les queda otro remedio que cazar a cabras, ovejas o terneros. En consecuencia, los ganaderos y agricultores matan a los felinos. El pelaje de fondo de los leopardos varía mucho de unos ejemplares a otros, aunque suele ser de un amarillo más o menos intenso. Las motas oscuras que pintan su cuerpo también son distintas en cuanto a la forma, el tamaño y el número, y se diferencian de las del jaguar porque no tienen mancha en el interior de las rosetas que las forman. Los machos adultos llegan a pesar entre 40 y 80 kilos, algunos incluso se acercan a los 100. Las hembras suelen ser hasta unos 30% más pequeñas. Los leopardos pueden estar activos durante todo el día, pero cazan con más frecuencia por la noche, al amanecer y al anochecer. Durante las horas diurnas, suelen descansar en los árboles, metidos entre los arbustos o escondidos en las rocas o cuevas. Una de las singularidades de los leopardos es su preferencia por las alturas. Les encanta descansar entre las ramas de los árboles (muchas veces incluso cazan desde allí) y las convierten en un lugar seguro para alimentarse de sus presas, adonde las trasladan para evitar que otros depredadores se la arrebaten, ya que generalmente al ser estos mas grandes y pesados no pueden alcanzarlas. Esto último ocurre en gran parte del territorio donde conviven con leones, hienas y tigres. Es la manera más segura de pasar desapercibidos y mantener a salvo a sus presas de sus enemigos. Los leopardos son animales solitarios y solo confraternizan durante la época de celo, cuando las parejas están juntas por unos días. La hembra suele tener entre dos y cuatro cachorros y está con ellos hasta el segundo año de vida, cuando se independizan. Es imprescindible salvarlos de la extinción. Su futuro esta en nuestras manos :(
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