TV EN VIVO

miércoles, 20 de mayo de 2020

POLONIA: Crisis de identidad

Preso de la paranoia, el gobierno ultranacionalista de Polonia, perteneciente al partido Ley y Justicia (PiS) ve ‘enemigos’ entre las sombras y no ha tenido mejor idea de acusar hace unos días a Alemania y Rusia “de querer repartirse nuevamente el país como lo hicieron en el pasado”. Efectivamente, a esta delirante conclusión ha llegado el ex ministro de Defensa polaco Jan Parys, quien agrego - sin prueba alguna que sostenga su peregrina hipótesis - señalando con el dedo acusador a Berlín “de conspirar con otros actores extranjeros para reemplazar al gobierno ‘patriótico’ polaco de PiS por otro conformado por títeres eurófilos serviles a sus intereses”, argumentando que la última controversia política del país acerca de la fecha de sus elecciones presidenciales, “demuestra un intento desestabilizador ruso-germano” para llevar a cabo un cambio de régimen en este país geoestratégicamente posicionado. Si bien los polacos a menudo son criticados por su excesivo nacionalismo - con mayor razón desde la llegada al poder de los extremistas del PiS liderados por Jarosław Kaczyński - dada su turbulenta historia, es comprensible por qué haya quienes estén preocupados por “conspiraciones extranjeras” destinadas a socavar según afirman, su independencia tan reñida, cuando en realidad estas existan solo en su imaginación. Tal es el caso de Parys, quien hizo sus disparatadas afirmaciones en un artículo de opinión publicado hace unos días en el diario oficialista polaco Rzeczpospolita bajo el explosivo titulo “Coup in Poland: Moscow, Berlin and other foreign powers attempting to overthrow Polish government” (Golpe en Polonia: Moscú, Berlín y otras potencias extranjeras intentan derrocar al gobierno polaco). Según el ex funcionario, "la abierta oposición de PiS a Bruselas, su apoyo a la presencia cada vez mas numerosa de tropas estadounidenses en suelo polaco y su objetivo de buscar su independencia energética de Rusia - del cual depende en grado sumo - serian motivos mas que suficientes para un golpe político en Varsovia respaldado desde el extranjero" arguye. Si bien puede tener algo de razón al señalar cómo algunos países europeos han apoyado abiertamente a la oposición al gobierno ultranacionalista de Andrzej Duda por su actitud abiertamente confrontacional con la UE al negarse a recibir en su territorio a miles de indeseables “refugiados” (terroristas en potencia) blindando sus fronteras, está siendo completamente especulativo cuando habla sobre la supuesta participación de Rusia en este complot. En efecto, hasta ahora no ha surgido ninguna evidencia creíble de que Moscú desempeñe algún papel en los recientes eventos que están sucediendo en el país, aunque si bien es cierto la profunda aversión rusa al gobierno ultranacionalista de PiS , que ha derribado numerosos monumentos de la Segunda Guerra Mundial porque recuerdan la dolorosa ocupación comunista que sufrió Polonia durante décadas; su rotunda oposición a la construcción del gaseoducto ruso Nord Stream II, anhelado por Europa y odiado por los EE.UU.; la ‘invitación’ formulada para la llegada de tropas estadounidenses a su territorio (incluso ofreciendo pagar aproximadamente $ 2 mil millones para construir el llamado "Fort Trump"); su esfuerzo por "atraer furtivamente" a Belarus y alejarla de la esfera de influencia de Rusia como parte de los intentos respaldados por EE.UU. para instaurar un gobierno títere en Minsk e integrarlo a “Three Seas Initiative”. (Iniciativa de los Tres Mares) que le daría a Washington el control de los mares Báltico, Adriático y Negro con el claro objetivo de aislar más a Moscú. Sin embargo, a pesar de todos los cuestionamientos que se le puede hacer al gobierno polaco, eso no significa que Rusia esté participando activamente en una operación de cambio de régimen dirigida por Alemania tal como lo proclama insistentemente Varsovia, pero sería justo reconocer que al Kremlin le agradaría que ello sucediera, pero aclarando que si ocurre seria sin una participación suya. Por lo tanto, es mucho más relevante en esta ocasión discutir los profundos intereses del vecino occidental de Polonia, que por cierto no oculta su deseo de ‘recuperar’ sus territorios perdidos tras la II Guerra Mundial y que fueron entregados en su mayor parte a los polacos. Para nadie es un secreto que, como líder de facto de la UE, Alemania se dedica a mantener débil al resto del bloque para continuar con su dominio económico sobre el continente. El PiS es un problema para Berlín precisamente porque es marcadamente ultranacionalista a diferencia de sus predecesores de la centrista Plataforma Cívica (PO) que gobernaba el país antes de la llegada de los extremistas de Kaczyński al poder. Es mas, para el vociferante líder del PiS, el ex primer ministro polaco y ex presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, es su enemigo jurado, a quien no duda en acusarlo de estar “al servicio de intereses extranjeros” lo que para sus enfebrecidos seguidores - antialemanes y antirusos por igual - equivale a una traición. Siguiendo esa misma línea, Parys señala específicamente “cómo los actores extranjeros tienen interés en arrebatar a su pueblo el poder para gobernar ellos en su nombre por medio de colaboracionistas que todos conocemos”. Polonia solía ser el "socio menor" de Alemania hasta el surgimiento de PiS, y desde entonces el partido gobernante afirma hipócritamente que lucha “para liberar por completo al país de toda influencia extranjera” pero que incongruentemente con su cacareada posición, permite a su vez la llegada masiva de tropas estadounidenses a su territorio. Alemania pasó las últimas dos décadas y media invirtiendo en medios de comunicación polacos y ONGs, lo que resultó en la practica que obtuviera una incomparable influencia política sobre el país sin tener que disparar un solo tiro, a diferencia de las dos guerras mundiales. Por ello, el gobierno de PiS está haciendo todo lo posible para revertir ese proceso que califica de “hegemónico”, pero ha sido extremadamente difícil de lograrlo. Sin embargo, al afirmar que no dejaran de luchar por conseguirlo, profundizó sus lazos con los EE.UU. Este fue un movimiento estratégico ‘brillante’ desde la perspectiva de los intereses polacos, ya que la Administración Trump es igualmente sospechoso tanto de Rusia como de Alemania, los dos rivales tradicionales de Polonia. En consecuencia, Washington tiene un interés natural en facilitar que se haga realidad la "Iniciativa de los Tres Mares" en Polonia para impulsar una brecha pro-estadounidense entre estas dos grandes potencias y limitar así el impacto continental de su asociación estratégica. Pero Trump también quiere debilitar el dominio de Bruselas sobre sus miembros para remplazarlo por el suyo y en consecuencia, apoyar a los polacos “para afianzar su soberanía de la UE”, lo que también está totalmente en línea con la gran visión ‘estratégica’ de PiS. Pero para su desazón, debido a la influencia que tiene sobre el terreno y su capacidad de ejercer el poder detrás de la escena, Alemania se posiciona como la vanguardia de las fuerzas antigubernamentales en Polonia, por lo que seria mucho más relevante discutir su deseo de mantener su dominio del país, que especular sobre el papel de Rusia en este aspecto particular. Teniendo en cuenta la idea revelada en este análisis, no es exagerado afirmar que las próximas elecciones presidenciales polacas, que se retrasaron recientemente hasta agosto a más tardar, probablemente serán las más importantes en la historia del país, desde el derrocamiento de la dictadura comunista en 1989, instaurada a sangre y fuego tras la II Guerra Mundial. Por ello, no solo está en juego el destino de la lucha de PiS por ‘garantizar’ la independencia de Polonia de Alemania, sino también su futuro y que la "Iniciativa de los Tres Mares" de su aliado estadounidense sea puesta en práctica. Una derrota en las urnas del actual presidente - quien va por la reelección - probablemente significaría el fin de esta desquiciada iniciativa estadounidense, que también fue señalada por el propio Parys cuando admitió que un cambio de gobierno “significara dejar de llevar a cabo su política de mantener una alianza bilateral con los EE.UU., por lo que su posición en el continente se debilitaría grandemente para felicidad de Berlín y Moscú” expresó. "Polonia volverá a ser una provincia dirigida por comisarios de Bruselas y supervisores de Berlín dejando de esta manera de ser independiente ya que otros tomarían decisiones en su nombre, Ante esta posibilidad, solo PiS salvara al país de ese peligro" exclamo extasiado al borde de la locura. No cabe duda que la crisis política interna que atraviesa Polonia, que posiblemente sea también una crisis de identidad, ha crecido en importancia para tomar dimensiones internacionales. Todo se está acercando a su clímax, y las próximas elecciones presidenciales determinarán en gran medida si PiS (marioneta de Washington) sea capaz de continuar en el poder o si el opositor PO (controlada a su vez por la UE) revertirá sus logros en los últimos años al devolver a Polonia bajo el control alemán. Este último escenario ciertamente transformaría a Polonia de un actor desestabilizador en el espacio centroeuropeo a uno políticamente insignificante cuyos intereses nacionales se convertirían en alemanes y, por lo tanto, sería mucho más probable que Berlín lo manejase a voluntad. Lamentablemente, todo parece indicar que el gobierno de Andrzej Duda hará cualquier cosa para garantizar la permanencia de PiS en el poder y con ello la continuidad de su agenda ultranacionalista, promovido por los EE.UU. como sucede en otros gobiernos del Este de Europa, de nulas credenciales democráticas (un claro ejemplo de ello es Ucrania, Bulgaria, Georgia y los países bálticos) siempre y cuando sean antirrusos. Es por ese motivo que Polonia enfrenta una encrucijada histórica cruda pero a la vez muy simple, y es que si los polacos aspiran a que su nación sea independiente de verdad, libre del tutela de potencias extranjeras, deben deshacerse de su actual clase política que solo representan intereses ajenos a los suyos. De la decisión que tomen a la hora de votar depende el futuro de su país :(
Creative Commons License
Esta obra está bajo una Licencia de Creative Commons.