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miércoles, 23 de noviembre de 2022

POLONIA: Con las manos en la masa

Como sabéis, el mundo esquivó el Armagedón hace unos días, cuando algunos miembros de la OTAN mediante un operativo de bandera falsa intentaron activar el Artículo 4 como un medio para confrontar abiertamente a Rusia en Ucrania pero fracasaron miserablemente en su propósito. En efecto, en un hecho perfectamente coordinado, apenas sucedió la caída del misil, sus medios de desinformación y propaganda - como el que ilustra la entrada - titulo con grandes caracteres, acusando irresponsablemente al líder ruso Vladimir Putin de lo sucedido, exigiendo que la OTAN actúe de inmediato. Pero con el paso de las horas y darse cuenta que la farsa era insostenible en todo sentido, se vieron obligados a tragarse su palabras, pero eso sí, esta vez bien publicaron la nota del desmentido en páginas interiores o simplemente no lo hicieron, demostrando al servicio de quienes trabajan. Es más, el reciente escándalo desatado en torno a lo que la mayoría del mundo ahora está de acuerdo en que fue un misil tierra-aire ucraniano errante que aterrizó en suelo polaco, matando a dos ciudadanos polacos en el proceso, ha expuesto una horrible realidad sobre los confines orientales de la OTAN en la actualidad: a diferencia de la antigua élite de la Alianza Atlántica que muestran hipócritamente “una postura reservada” (EE.UU., Reino Unido, Francia y Alemania) ya que a su vez siguen armando por lo bajo a los fascistas ucranianos, los nuevos advenedizos de Europa del Este - como Polonia y los tres países bálticos: Estonia, Letonia y Lituania - están empeñados de una forma demoniaca en encontrar un mecanismo que “justifique” la intervención de la OTAN en Ucrania, que desataría la III Guerra Mundial. Esta predilección por la aniquilación nuclear (nadie debería tener dudas de que un conflicto entre la OTAN y Rusia terminaría de otra manera) debería hacer sonar las alarmas en los pasillos del poder en toda la OTAN y el resto del mundo, porque si se les deja a su suerte, los funcionarios rusofóbicos que dominan los gobiernos de Polonia y las tres repúblicas bálticas actúan como lemmings, corriendo hacia el acantilado ucraniano, ajenos a su destino mientras persiguen la fantasía de que “la OTAN puede derrotar a Rusia en un campo de batalla europeo”. La prisa por juzgar que acompañó la llegada del misil tierra-aire ucraniano a suelo polaco sirve como un claro recordatorio de cómo las características supuestamente defensivas de la Carta de la OTAN pueden usarse para promover, en lugar de disuadir, el conflicto. Que no quede ninguna duda: la OTAN sabía desde el primer momento que el misil que impactó cerca de Przewodów en Polonia, matando a dos ciudadanos polacos, era un misil tierra-aire ucraniano en el momento de su lanzamiento. Ello debido a que el espacio aéreo sobre Ucrania es uno de los lugares más monitoreados del mundo. Sin revelar fuentes y métodos, basta con decir que no hay nada que suceda en Ucrania que no esté registrado en tiempo real en una pantalla de la OTAN en la sede en toda Europa, incluida Polonia. Y, sin embargo... el gobierno de Varsovia consideró oportuno convocar al embajador ruso y presentar una protesta. Además, Polonia declaró que aumentaría su preparación militar mientras contemplaba la activación del Artículo 4 del Tratado de la OTAN, un mecanismo que permite a la alianza discutir las amenazas a la seguridad de los estados miembros con miras a utilizar la fuerza militar de la OTAN para rectificar la situación. El Artículo 4 está detrás de cada despliegue de combate de la OTAN desde su creación, desde Serbia hasta Libia y Afganistán. En el momento justo, el presidente lituano, Gitanas Nausėda, cuyo país limita con Polonia, tuiteó que “¡cada centímetro del territorio de la OTAN debe ser defendido!”. En tanto, el primer ministro checo, Petr Fiala, también recurrió a Twitter para exclamar: “Si Polonia confirma que los misiles también alcanzaron su territorio, esto será una nueva escalada de Rusia. Respaldamos firmemente a nuestro aliado de la UE y la OTAN”. Por su parte, Estonia calificó la noticia como “muy preocupante”, y su ministro de Relaciones Exteriores declaró a través de Twitter: “Estamos consultando de cerca con Polonia y otros aliados. Estonia está lista para defender cada centímetro del territorio de la OTAN”. Es más, todas las partes coincidieron en que no había base para activar el Artículo 5 de la OTAN (es decir, la cláusula de seguridad colectiva), el Artículo 4 estaba muy en juego. Polonia se mantuvo firme : el “ataque” con misiles contra Polonia fue claramente un crimen, uno que no podía quedar impune. Como tal, según el Artículo 4, Polonia presionaría “para que los miembros de la OTAN y Polonia acuerden la provisión de defensa antiaérea adicional, incluso en parte del territorio de Ucrania”. Y ahí lo tienen: “Incluyendo en parte del territorio de Ucrania”. A su vez Alemania, declaro: "Como reacción inmediata al incidente en Polonia, ofreceremos fortalecer la vigilancia aérea con patrullas aéreas de combate sobre su espacio aéreo con Eurofighters alemanes" dijo un portavoz del Ministerio de Defensa alemán . En esa misma línea, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, convocó una reunión de emergencia de los embajadores de la OTAN en Bruselas para discutir el incidente polaco. Según el ministro de Relaciones Exteriores finlandés (Finlandia, aunque no es miembro de la OTAN, fue invitada a la reunión), “Definitivamente se discutirá el cierre del espacio aéreo [sobre Ucrania]. Varias opciones sobre cómo podemos proteger a Ucrania están sobre la mesa”. Si bien según los informes, Alemania rechazó el establecimiento de una zona de exclusión aérea sobre Ucrania, señalando que tal acción representaría una amenaza de confrontación directa entre Rusia y la OTAN, uno se pregunta cómo llegó a ser tal discusión en primer lugar: Ucrania disparó un misil tierra-aire, que fue rastreado por la OTAN cuando impactó en suelo polaco. Y, como resultado, los miembros de la OTAN terminan discutiendo la posibilidad de invocar el Artículo 4 de la Carta de la OTAN, buscando extender la defensa aérea de la alianza atlántica al espacio aéreo ucraniano junto con el establecimiento de una zona de exclusión aérea impuesta por los aviones de la OTAN. “Incluso si fue un [incidente] con un cohete ucraniano que aterrizó en Polonia, creo que todavía hay suficiente terreno para que Polonia invoque el Artículo 4”, declaró cínicamente Fabrice Pothier, exdirector de planificación de políticas de la OTAN . Solo para aclarar lo que dice este iluminado enceguecido por su enfermiza fobia antirrusa: debido a que Ucrania disparó un misil tierra-aire que terminó aterrizando en suelo polaco, la OTAN está justificada para invocar el Artículo 4, preparando el escenario para un posible conflicto OTAN-Rusia en Ucrania que podría llevar a la aniquilación nuclear global. Si alguna vez hubo alguna duda sobre la amenaza que representaba la OTAN para el mundo entero, ahora no hay ninguna. Que esto se promulgue en nombre de un colaboracionista ucraniano que, a pesar del consenso universal de que el misil que golpeó a Polonia era ucraniano, niega esta posibilidad, mientras culpa a Rusia con la esperanza de que la OTAN intervenga, solo se suma a la locura de esta crisis. Si bien parece que el mundo ha esquivado la posible sentencia de muerte provocada por el Artículo 4 de la OTAN esta vez, el aspecto de gatillo fácil del mecanismo de respuesta pavloviano de la OTAN cuando se trata de buscar “una justificación” para la intervención militar en Ucrania debería tener a todos en alerta máxima. Que Polonia y los países bálticos busquen en su demencia colectiva “ajustar cuentas con Rusia” le saldría muy caro al mundo… comenzando con ellos obviamente, que serian los primeros en ser borrados de la faz de la Tierra. ¿Alguien puede negarlo? :)
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