Siempre es un placer disfrutar de la derrota de la derecha en todas partes del mundo y ahora le toco el turno a Francia que esta a un paso de liberarse de ese menudo impresentable de Nicolas Sarkosy - un gabacho judío de origen húngaro - fiel lacayo de la Casa Blanca. Mientras que en el oficialismo todo es tristeza y amargura, un ambiente de júbilo se vive en las filas de la izquierda. Y es que alejados del poder presidencial desde 1995, los socialistas han salido de la primera vuelta de las presidenciales en una posición de ventaja para volver al Elíseo 17 años después. Con el 99% de los sufragios escrutados y una participación del 80%, el candidato socialista François Hollande ha obtenido el 28,56% de los votos, y se jugará en dos semanas como favorito la segunda vuelta con Sarkozy, quien ha pagado su desgaste personal y político en las urnas. El líder conservador ha llegado segundo, con el 27%, cuatro puntos menos de los que logró hace cinco años, y con un récord negativo: es el primer presidente de la V República que no gana la primera ronda en su camino hacia la reelección. Para salir reelegido, Sarkozy deberá conquistar a los votantes antisistema de la ultraderechista Marine Le Pen, segunda ganadora de los comicios, que lleva al Frente Nacional (FN) a su mejor resultado de su historia, con un 18,12% de los votos. La tarea no se da por descontada, porque solo el 40% de los electores de Le Pen afirman que piensan apoyar en el desempate a Sarkozy. Las últimas encuestas para la segunda vuelta publicadas apuntan hacia una derrota clara del presidente el 6 de mayo, por una distancia de ocho puntos: 54% para Hollande frente al 46% para Sarkozy. Con un 18,12% de los votos a su favor, Pese a que este ha hecho suyas diversas medidas y proclamas del Frente Nacional durante su campaña, el mensaje antisistema de Le Pen ha mantenido toda su pujanza: “Hemos hecho temblar a las élites del país, la batalla de Francia solo ha comenzado, nada será ya como antes”.Su aspiración es “hacer explotar el sistema político” y, en un futuro no muy lejano, convertirse en la “jefa de la oposición”. Eso significa que prefiere a Hollande como presidente, y que fantasea con una derrota de Sarkozy que le abra la puerta a liderar todas las derechas francesas. Ya que este ha anunciado que dejará la política si pierde la reelección. Si la hipótesis se cumple, se abriría la madre de todas las batallas en la agitada derecha. Con una participación estimada del 80%, solo seis puntos menor que la de hace cinco años, Hollande sale reforzado de su primera apuesta presidencial. Consigue la victoria más estrecha que anunciaban las encuestas, pero mejora en dos puntos el resultado alcanzada por Ségolène Royal, su expareja y madre de sus cuatro hijos, hace cinco años. Tras votar en su feudo de Tulle (centro del país), Hollande compareció ante los suyos para atribuirse la victoria con la calma que le caracteriza. Vitoreado al grito de “François presidente”, mantuvo su estilo pragmático y su discurso de estadista, subrayó la masiva participación, y dijo con una leve sonrisa y sin el menor triunfalismo: “Estoy en cabeza del primer turno, y es una posición que me honra y me obliga”.Hollande agregó que el segundo gran dato de esta elección “es que ha sido un castigo para el mandato” de Sarkozy, “que acaba con la reprobación del presidente saliente”. El candidato socialista subrayó que es el candidato de la unidad del país, llamó a los jóvenes a movilizarse por el cambio, y prometió que Europa “volverá a la senda del crecimiento y el empleo” si gana.Sobre el resultado del Frente Nacional, lo calificó como “un sobresalto para la República”, y recordó que Sarkozy ha hecho el juego a Le Pen centrando la campaña en todos los temas que proponía el Frente Nacional. Pese a ser tachado de blando por sus rivales, Hollande logró movilizar a sus seguidores con su mensaje de unidad y cambio tranquilo después de una campaña de más de un año, muy inspirada en la que llevó a Mitterrand al poder en 1981. Todo lo contrario de Sarkozy, quien no dedicó un segundo a analizar el avance de la ultraderecha y por supuesto ignoró el mensaje de las urnas sobre su propio retroceso.Visto así las cosas, la lucha del segundo turno será apasionante y los franceses deberán elegir entre dos personalidades totalmente opuestas. La partida medirá el malestar de muchos ciudadanos con la excesiva e hiperactiva personalidad del presidente saliente, y los feroces mordiscos que la crisis financiera ha dado a la economía gala en los últimos cinco años. ¿El miedo a que vuelva a ganar Sarkozy será más fuerte que el miedo de muchos franceses al mundo exterior y a una posible victoria de la izquierda? La sensación que se vive en París es unánime, e incluso los votantes de Sarkozy afirman que los franceses están cansados de él y han decidido mandarlo a casa.
Por lo visto, su derrota definitiva el 6 de mayo esta cantada de antemano. Que así sea :)