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viernes, 31 de mayo de 2013

IRAK: La década pérdida

En esta oportunidad nuestra atención se dirige al Medio Oriente donde desde hace mas de una década existe un país ingobernable, sumido en el caos y la violencia,en el cual cada grupo insurrecto impone su ley en los territorios que tienen bajo su control y lo hacen mediante el terror generalizado. Es habitual leer en la prensa o ver en el telediario los atentados terroristas con coches bomba que ocasionan cientos de muertos y que ocurren con frecuencia tanto en Bagdad, Mosul y otras ciudades de esa convulsionada nación, “gobernada“ teóricamente por una panda de colaboracionistas de la peor especie, que viven agazapados y a buen recaudo en el barrio gubernamental - denominada la “zona verde” - de acceso prohibido a la población y del cual no se atreven a poner pie fuera de ella, por miedo a ser ejecutados sumariamente por su alta traición. Nos referimos a Irak, un país otrora uno de los mas ricos de la región y que hoy se debate en la miseria mas absoluta, mientras que al mismo tiempo, ejércitos de mercenarios custodian celosamente los inmensos pozos petrolíferos bajo el control de compañías estadounidenses que hoy son dueños absolutos de ellas y que fue el verdadero motivo de la invasión del país por parte de los EE.UU. Como sabéis, este acto criminal se realizo basándose en falsedades hoy desenmascaradas - como las llamadas “armas de destrucción masiva” que nunca existieron - y recurrieron a ellas para tratar de “justificar” la invasión, el saqueo y la destrucción del país. Hoy en día, Irak es un ejemplo perverso de cómo el “humanitarismo” se ha convertido en un arma letal en la nueva dinámica global entre guerra y soberanía. EE UU y sus aliados no solo se sirvieron para la invasión del principio del mal menor interpretado en términos “humanitarios”, sino que la posterior década de ocupación lo ha naturalizado. En Irak, al ignorar las resoluciones de Naciones Unidas, los aliados descubrieron que violentando la legalidad so pretexto de la obligación “humanitaria” se relativizaba la noción de ley y se abría la puerta a que lo ilegal se convirtiera en legal a través de la violación sistemática, como ha acabado siendo la tónica.Esta deriva ha quedado de manifiesto en la magnitud de los “daños colaterales” fruto de la intervención y ocupación militares, sujetos a cálculos previstos por el Pentágono y superados por la realidad misma. Solo hay que acudir a los informes de Acnur, Unicef, UNDP o la OMS para comprobarlo. En estos 10 años han muerto 117.000 civiles, según las estimaciones más moderadas. Más de cuatro millones de iraquíes han tenido que abandonar sus hogares (de ellos la mitad ha dejado el país). Solo uno de cada tres niños iraquíes menor de cinco años dispone de agua potable, y uno de cada cuatro padece malnutrición crónica. Y, para colmo de males, la basura nuclear que hay en el país es 14.000 veces la de Hiroshima. De otro lado, cuando en el 2003 las tropas estadounidenses derribaron la estatua de Saddam Husein de la plaza Firdaus (El Paraíso) de Bagdad, con ella se desmoronaban tres décadas de autoritarismo sunnita. Pero pronto quedó claro que el recambio no consistiría en la instauración de la democracia prometida por el despreciable Criminal de Guerra George W. Bush. El desmantelamiento del aparato estatal del régimen de Hussein - realizado en menos de dos meses por los invasores - paradójicamente dejó el campo político en manos de la única oposición organizada, los grupos chiíes apoyados por Irán. Para empeorar las cosas, el escenario prefabricado al abrigo del pretexto democratizador fue de imposible encaje democrático. Nuri al Maliki, un traidor colaboracionista se convirtió en primer ministro y cuyo único objetivo fue acaparar el control de las distintas instancias del Estado: los cuerpos de seguridad, la judicatura, el Parlamento, todo a través de una maraña de corruptelas políticas y económicas. Sin embargo ello de nada le ha valido porque su “autoridad” no va mas allá de la llamada “zona verde”, mientras que el resto el país se ha convertido en tierra de nadie, donde kurdos y sunnitas tratan de constituir regiones autónomas en las provincias en las que son mayoritarios como paso precio a su independencia, algo que Bagdad ve como una amenaza de fractura del país, pero que es impotente para impedirlo cuando llegue el momento. A ello debemos agregar a la Resistencia Iraquí, grupos fuertemente armados leales al anterior régimen que mediante la violencia extrema tratan de imponerse sobre los demás y saldar cuentas pendientes. Visto así las cosas. Irak esta condenado a su desaparición, el terror sectario la resquebraja irremediablemente y nadie hace nada para detener el derramamiento de sangre. ¿Ese es el futuro que le espera tanto a Irán como a Siria? Por lo pronto, así lo sueñan en Washington. ¿Y esa camarilla enquistada en la Casa Blanca y el Pentágono cuando responderán por sus abominables crímenes ante la justicia? :(
Au moins 107 morts dans une série d'attentats... por euronews-fr
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