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miércoles, 24 de agosto de 2016

ARABIA SAUDITA: Crueldad sin límites

Mientras el mundo se estremece por las atrocidades que suceden en Ucrania, Libia, Afganistán, Siria e Irak, producto de las ambiciones expansionistas de los EE.UU., otra guerra desangra a Yemen, la nación mas empobrecida del Medio Oriente, al cual la prensa occidental - tan solicita para atacar a Rusia a la menor oportunidad por orden de su amo - ha cubierto con un vergonzoso ‘manto de silencio’. Esta agresión criminal propiciada por Arabia Saudita en confabulación con Israel y los EE.UU. ha originado una serie de incesantes bombardeos contra la indefensa población civil ocasionando miles de muertos y tiene como objetivo inmediato frenar la creciente influencia de Irán en la región. Ese ascendiente iraní ha sido ganado por el apoyo efectivo que Irán otorga a la lucha contra los movimientos terroristas como ISIS (una creación de la Criminal de Guerra Hillary Clnton) que asolan Siria e Irak, y que también se han enquistado en Yemen. La concreción de esta política iraní, a diferencia de las otras potencias de la zona como Arabia Saudita, Israel y Turquía, no se basa en la agresión a sus vecinos o la imposición de políticas hegemónicas. Esto, a pesar de la enorme campaña mediática internacional que pretende mostrar a Irán como un país belicista, cuando el verdadero peligro radica en la entidad sionista que se niega no solo a firmar el TNP, sino que además impide la visita de inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) a sus centrales nucleares y desarrolla una política de brutal ocupación de los territorios palestinos y de continua agresión y amenazas en Oriente Medio. Como sabéis, Arabia Saudita considera a Irán su principal rival en la región, desde el momento mismo que se conformó la República Islámica de Irán el año 1979 tras el derrocamiento de la monarquía de los Pahlevi, que era uno de los más fieles aliados de Washington en la zona. Este antagonismo surgido entre Riad y Teherán cuenta con el apoyo de sus dos socios principales: Estados Unidos e Israel, con quienes Arabia Saudita ha establecido una estrecha alianza política y militar destinado a detener a como de lugar la creciente influencia de Irán o de cualquier otra potencia, que no vaya de acuerdo a los objetivos hegemónicos de la triada Washington-Tel Aviv-Riad. Esta infame coalición ha desatado los demonios de la guerra y el surgimiento de movimientos terroristas, gracias a un flujo generoso de petrodólares que busca crear una base que actuará allí donde Tel Aviv y Riad señalen como necesario, para concretar sus demenciales objetivos políticos. Alianza que se manifiesta, en su real dimensión, con el abandono a la causa palestina (victima de un genocidio a manos de los sionistas); la creación de grupos terroristas que suelen ser la punta de lanza de la política exterior saudita contra Irak y Siria y la decisión de derrocar al Gobierno de Bashar al-Asad financiando a ISIS, Al Nusra, Al-Qaeda y sus distintas facciones en el Magreb, Yemen, Afganistán y otros zonas del mundo, incluyendo a Pakistán y ex repúblicas centroasiáticas de la desaparecida Unión Soviética. Un despacho estadounidense del año 2010 (el denominado documento nº 242073) enviado por la ex Secretaria de Estado Hillary Clinton, bajo el primer mandato del musulmán encubierto Barack Hussein Obama; a sus embajadas de Riad, Abu Dhabi, Doha, Kuwait e Islamabad confirmaba la implicación de Arabia Saudita en la formación y financiamiento de grupos terroristas: “los donantes de Arabia Saudita constituyen la fuente más significativa de financiación de los grupos terroristas sunníes en todo el mundo… este país continúa siendo una base de apoyo crítico para Al-Qaeda, los talibanes, Lashkar e Tayba y otros grupos terroristas, que probablemente recaudan millones de dólares anualmente de fuentes saudíes, a menudo durante el hach y ramadán”. Estados Unidos se ha valido de ello para fomentar su apoyo al terrorismo, en especial a ISIS (liderado por un conocido agente del Mossad israelí) quien ‘trabaja’ en estrecha coordinación con la CIA para desatar el terror y ‘justificar’ el intervencionismo estadounidense en una zona tan estratégica y abundante en recursos como el gas y el petróleo, que a toda costa ‘deben’ permanecer bajo su control. Por su parte, Arabia Saudita no cesará en su empeño de mantener ‘sometidos’ a aquellos países que considera su patio trasero, como Bahrein y Yemen. Precisamente contra este último país, Riad ha desatado su ira por el ‘atrevimiento ‘ de haber expulsado del poder al golpista y aliado mas estrecho Abd Rabbu Mansur Hadi, posibilitando el retorno del legitimo presidente Ali Abdolá Saleh derrocado en el 2012. La importancia de Yemen radica en que este pequeño país se sitúa en una zona geográfica y de navegación estratégica donde se transporta el 40% de todo el petróleo que consume Europa. Es también una zona de influencia de la V Flota estadounidense del Golfo Pérsico con base en Bahrein y los sectores bajo su vigilancia y acción: el Cuerno de África, Golfo Pérsico, Asia Central, Oriente Medio y la zona sur africana. Con una población fundamentalmente creyente en el Islam, se divide en un 52 % de confesión sunnita y un 46% chiíta, el detonante de esta crisis fue el derrocamiento en el 2012 del presidente Saleh y su sustitución por el golpista Hadi, quien desde el primer momento se mostró bajo la influencia saudita y sus intereses regionales. A ello debemos agregar su total sometimiento a las políticas occidentales en el marco de la “guerra contra el terrorismo”, las crónicas rivalidades entre el norte y el sur que nunca pudieron adaptarse a la reunificación del país y la corrupción campante de su régimen llegaron a tal punto, que origino un levantamiento generalizado de la población que lo expulso del poder, huyendo a Arabia Saudita, posibilitando a su vez el retorno del derrocado presidente Saleh con el apoyo de los huzies, chiitas proiraníes que tienen su feudo en el norte del país y controlan amplias zonas, incluida la capital, lo que origino gran alarma en Riad, por lo que este decidió acudir en ‘ayuda’ de Hadi, originando la guerra. En opinión del analista iraní Rasul Gurdarzi del Teherán Times: “Yemen tiene una gran importancia para Arabia Saudita, como para Estados Unidos, debido a su situación geográfica como por el hecho de los actores involucrados. Considerado el ‘patio trasero’ de la Casa Al Saud, quien no quiere perder influencia en Yemen debido a su situación estratégica al estar rodeado por el Mar Arábigo, el golfo de Adén y el mar Rojo. Es por ese motivo, que la llegada al poder en Yemen de los huzies proiraníes, es considerada una amenaza para su influencia, debido a sus diferencias ideológicas y religiosas”.aseveró. Arabia Saudita ve en ello la ampliación de la influencia iraní en la zona, algo que no puede tolerar y es por ese motivo con la excusa esgrimida de acudir a la llamada de ‘auxilio’ del golpista Hadi, comenzó a bombardear Yemen, sumando en este ataque a los EE.UU., la Liga Árabe, Francia, el Reino Unido e incluso al régimen sionista. La idea de esos ataques indiscriminados era generar el terror en la población yemení, presentando como culpables de sus desgracias a los huzies y a Irán, pero no a los verdaderos agresores, que son ellos mismos. El objetivo era dar una clara señal al mundo de que su presa no se iba a escapar de las manos. Y como era necesario cortar de raíz toda ‘amenaza’ para sus intereses, Riad utilizó su poderío bélico para atacar a Yemen, logrando a su vez el veto de sus aliados en el seno del Consejo de Seguridad: EE.UU., Francia y el Reino Unido, bloqueando así cualquier tipo de investigación y condena de esta agresión criminal a un país soberano. El plan estaba preparado minuciosamente para funcionar a la perfección pero no contó con un gran inconveniente, como fue la dura y clara respuesta de las fuerzas yemeníes que han puesto un freno a los afanes agresivos de Arabia Saudita, causándoles grandes bajas, logrando incursionar repetidamente en su propio territorio, convirtiéndose así en la peor pesadilla para la Casa Al Saud, demostrando con ello, la vulnerabilidad del ejercito saudita que se muestra impotente para someter a su pequeño vecino y que no la tendría nada fácil si decide enfrentarse militarmente a Irán. Como era de esperar, la entidad sionista - que no pierde oportunidad de criticar a Irán o buscar alternativas de atacarlo - dio todo su apoyo a la Coalición liderada por Arabia Saudita en su agresión contra Yemen, participando en el bombardeo del país con el claro objetivo de controlar el estrecho de Bab el-Mandeb, al suroeste de Yemen, lo cual cambiaría la balanza de la navegación marítima y el suministro mundial del petróleo. Por su parte, el Gobierno iraní ha exigido el cese inmediato de los ataques contra Yemen bajo la consideración que viola flagrantemente la soberanía del país “Sólo un amplio consenso político en las negociaciones puede proporcionar una solución sostenible, restaurar la paz y preservar la integridad y unidad territorial en Yemen" agregó. La intervención de Arabia Saudita se inscribe en la defensa de sus intereses regionales, la propagación del Wahabismo y la intensificación de la represión contra todo movimiento que se proponga generar aires de libertad. Así sucedió en Bahrein, donde la Casa al Saud intervino con puño de hierro sin que Occidente levantara su voz de condena. La monarquía saudita intervino política y militarmente en Bahréin, temeroso que la influencia de la lucha en este pequeño país, se expandiera a otras latitudes, como ha comenzado a suceder. Las operaciones de bombardeo impulsadas por Arabia Saudita en Yemen sin autorización alguna de organismos internacionales, son violatorias del derecho internacional. Esos bombardeos demuestran que no solo pretende restaurar a un gobierno ilegítimo como el del golpista Mansur Hadi, sino impedir el fortalecimiento de su rival iraní en la región, con mayor razón ahora que tras el fracasado golpe de Estado perpetrado por los EE.UU. contra Recep Tayyip Erdogan, Turquía haya decidido fortalecer sus relaciones no solo con Rusia, sino también con Irán y combatir juntos al terrorismo. Este cambio de posición de Ankara fortalece la posición de Moscú y Teherán de combatir con energía a ISIS en Siria e Irak respectivamente hasta su derrota definitiva, lo cual es un golpe a la estrategia montada por Washington en la región y en el caso de Yemen, permitirá a Irán intensificar su apoyo a los huzies en su lucha contra Arabia Saudita, cuya campaña militar terminará en un rotundo fracaso, ya que por más empeño que pongan en intensificar sus bombardeos masacrando impunemente a su población, saben que se trata de una guerra que no podrán ganar. Pero a que costo. Es imprescindible por ello que la comunidad internacional reaccione de inmediato y detenga esta carnicería sancionando a los responsables: Israel, Arabia Saudita y los EE.UU.  en lugar de prestarse a la campaña de propaganda orquestada por Washington que presenta a los hijos de los terroristas en Siria como 'victimas' ¿Cuántos miles de inocentes mas deben morir en Yemen bajo las bombas para que recién se haga algo o es que sus vidas no valen nada? :(
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