Aunque la crisis en Ucrania dejo en segundo plano la guerra del 2008 entre Rusia y Georgia, el conflicto latente en el Cáucaso está lejos de haberse solucionado. Han pasado once años de aquel enfrentamiento propiciado por los EE.UU. y las heridas aun no han cicatrizado, ya que por oscuros intereses se reabren cada cierto tiempo, como sucedió hace unos días, cuando la visita de una delegación parlamentaria rusa generó gran violencia en las calles de la capital, donde una turba azuzada por agentes de la CIA intentaron tomar por la fuerza el Parlamento, fracasando en su intento. Sucede que desde la guerra ruso-georgiana de agosto del 2008, la república caucásica no tiene relaciones diplomáticas con Moscú y los contactos a nivel político son raros, por lo que la llegada de dichos parlamentarios causo gran conmoción y ha puesto nuevamente en el centro de la noticia su tensa relación con Rusia. Como recordareis, dicho conflicto iniciado por Georgia y que culmino con su contundente derrota, propicio la secesión de las provincias separatistas de Abjasia y Osetia del Sur que se proclamaron republicas independientes y cuentan desde entonces con la protección de Moscú. Al respecto, Stefan Meister, director de la oficina del Cáucaso de la Fundación Heinrich Böll, aseguró que existen poderosas razones que explican las inusitadas protestas. Por lo pronto, se puede ver cuán fuertemente es el interés de los EE.UU. de polarizar a la sociedad georgiana, presentando a Rusia como su “enemiga” buscando evitar que ambos países mejoren sus relaciones. Agregó además que también es un conflicto entre el partido gobernante, Sueño de Georgia, y las fuerzas opositoras lideradas por el ex dictador y Traidor a la Patria Mijail Saakashvili, quien vive en el exilio en Ucrania y azuza desde allí las protestas con mensajes a través de las redes sociales. “Es muy probable que el conflicto interno se agudice en Georgia de cara a las elecciones parlamentarias del 2020. Incluso algunos observadores han asegurado que no sería raro que hubiera elecciones anticipadas” aseveró Meister. Para hallar las raíces de este conflicto tenemos que retrotraernos a principios de la década de 1920, cuando Osetia del Sur se puso del lado de Rusia luego de que el Ejército Rojo ocupo Georgia (que fue parte del imperio zarista hasta 1918, cuando se independizo aprovechando el golpe de Estado en 1917 que llevaron a los comunistas al poder en Rusia). Como resultado, terminó convirtiéndose en una región autónoma dentro de la Georgia soviética, junto con Osetia del Norte, al otro lado de las montañas del Cáucaso, como parte integrante de Rusia. Pero a principios de la década de 1990, con el derrocamiento de la dictadura comunista y el colapso de la Unión Soviética, Georgia - al igual que los países bálticos - se independizo de Moscú. La posterior llegada al poder del nacionalista georgiano Zviad Gamsakhurdia contribuyó a avivar el sentimiento separatista en Osetia del Sur que luego de varios brotes de violencia, reclamó su independencia de Georgia en 1992. Luego de algunos años de violencia esporádica, Rusia, Osetia del Sur y Georgia firmaron un acuerdo de alto el fuego con una fuerza tripartita para el mantenimiento de la paz. Sin embargo, la llegada al poder de Saakashvili - cuyas ‘simpatías’ por los EE.UU. eran mas que notorias - significo su alejamiento de la órbita de Moscú y el inicio de un desesperado intento por parte de Georgia de unirse a la OTAN y la Unión Europea. No es de extrañar por ello que recrudecieran las tensiones por parte de Saakashvili, desconociendo los acuerdos firmados, con el claro propósito de ‘reintegrar’ esos territorios por medio de la fuerza. Los enfrentamientos entre las tropas georgianas y las fuerzas separatistas estallaron a principios de agosto del 2008, pero fue el lanzamiento de un bombardeo aéreo y terrestre concertado por parte de Georgia en la principal ciudad de Osetia del Sur, Tskhinvali, lo que desencadenó el conflicto en la tarde del 7 y 8 de agosto. Los tanques rusos entraron en Osetia del Sur en ayuda de sus ciudadanos, ya que los osetios poseían pasaportes rusos. En pocos días, Moscú logró restablecer el control, expulsado a los invasores georgianos de Osetia del Sur e incluso ataco los suburbios de Tbilisi, la capital del país. El final de la guerra de cinco días, se saldó con 800 muertos, según una misión oficial de investigación de la UE. Human Rights Watch afirmó asimismo que los georgianos cometieron numerosas violaciones de las leyes en situaciones de guerra durante el conflicto. Luego de que se negociara un alto el fuego el 12 de agosto del 2008, Rusia reconoció la independencia de Abjasia y Osetia del Sur. Si bien la derrota de Georgia fue aplastante, sus ambiciones militaristas quedaron latentes. Desde que Saakashvili llegó al poder, busco cambiar el status quo alterando groseramente las formas de la mediación y la negociación en las regiones separatistas. Para ello agudizo las tensiones a tal grado - acusando a Moscú de estar detrás de los deseos de independencia de dichas provincias - por lo que propicio la guerra. Pero el fracaso de su intentona desato una revuelta interna y el consecuente derrumbe de su liderazgo, al ser identificado como el instigador del desastre. Aunque Georgia recibió fuerte apoyo de Occidente, principalmente de EE. UU., Saakashvili se expuso sobremanera durante el conflicto a través de los medios internacionales mostrando un odio enfermizo a Rusia. Sus lamentables entrevistas fueron desarticuladas y confusas, y el dictador intento sin éxito presentar a Georgia como una ‘víctima’ lanzando falsas acusaciones sobre una supuesta “limpieza étnica” por parte de los rusos, cuando en realidad eran los georgianos quienes lo cometían con las minorías rusas de las provincias separatistas. Como era de esperar, Occidente prefirió ‘ignorar’ que Georgia fue quien inicio el conflicto, negándose a reconocer sus crímenes cometidos en dichas regiones. Pero la derrota de Saakashvili fue el final de su oprobioso régimen. Obligado a llamar a elecciones parlamentarias en el 2012, las perdió abrumadoramente y no le quedo más que huir del país, renunciando a la nacionalidad georgiana y adoptando la ucraniana, donde la camarilla golpista de Kiev - que se hizo del poder en Ucrania en el 2014 ‘gracias’ al apoyo de los EE.UU. - lo recibió con los brazos abiertos, nombrándolo en mayo del 2015 como “gobernador” de Odessa (en el oeste del país) acentuando la persecución contra la minoría rusa, pero su innata incapacidad y la brutalidad de sus métodos represivos propicio su destitución en el 2016. El 4 de diciembre de ese año, el por entonces presidente georgiano Giorgi Margvelashvili decretó en su contra una orden de búsqueda y captura por su responsabilidad en múltiples delitos. Acusado de Traición a la Patria, Saakashvili esta involucrado en la muerte del primer ministro Zurab Shvania, en el homicidio del empleado del Banco Unido de Georgia Sandro Girgvliani, y en la malversación de fondos públicos por un valor de 5 millones de dólares. Quedo comprobado que Saakashvili nunca se ajustó a la visión de Georgia y el sur del Cáucaso que tienen los rusos y ‘estimulado’ por los EE.UU. rivalizo con ellos desde que asumió el poder, lo que a la larga fue su perdición. De otro lado, la acción militar rusa en el Cáucaso no fue una novedad. Los rusos pelearon dos guerras en Chechenia y participaron activamente en la guerra civil de Georgia y en el conflicto de Nagorno-Karabaj entre armenios y azeríes en los 1990. El espectador ruso fue el menos sorprendido por estos acontecimientos, porque Rusia ha estado combatiendo en el Cáucaso casi continuamente desde los tiempos de Iván el Terrible hasta Catalina la Grande, estandartes de los intentos de dominar la región y luchar por la supremacía en contra de las ambiciones del Imperio Otomano. Con la derrota georgiana en el 2008, los intereses rusos en la zona quedaron preservados en primer lugar y como es de suponer, es la más interesada que se mantenga el status quo en la zona, pero si Georgia de una forma suicida, busca avivar las tensiones, tiene mucho que perder. Es evidente que esta jugando con fuego, pero puede volverse a quemar :)