Como sabéis, un controvertido personaje está siendo ferozmente vilipendiado en estos días por los acontecimientos acaecidos la semana pasada en Washington y su futuro no está del todo claro, ya que sus enemigos en el Congreso pretenden destituirlo del cargo que sigue ostentando, como el de ser Presidente de los EE.UU. Nos referimos obviamente a Donald Trump, cuyas cuentas en las redes sociales han sido eliminadas arbitrariamente por Twitter y Facebook, en su afán de imponer el totalitarismo del pensamiento único. Pero con una base masiva de seguidores a los cuales recurrir, aún puede desempeñar un papel muy influyente en la política estadounidense de aquí en adelante cuando deje la Casa Blanca el 20 de enero, si así lo desea. Claramente, la palabra "tensiones" no describe la situación política en los EE.UU. La impugnada elección presidencial exacerbó amargos antagonismos entre el contingente de Trump y 'la resistencia', desgarrando, quizás irreparablemente, lo que ya era un tejido social y político severamente desgastado. En una manifestación organizada por Women for America First, Eighty Percent Coalition y Stop the Steal, Trump pronunció un discurso abiertamente provocativo ante una multitud estimada de 250.000 personas. Luego de repetir acusaciones detalladas acerca del fraude electoral del cual fue victima en las elecciones presidenciales del 2020 por parte del establishment, terminó pidiendo a los manifestantes que marcharan hacia el Capitolio para protestar pacíficamente contra el fraude que le arrebato la victoria. Sin embargo, algunos exaltados decidieron asaltar el edificio del Congreso, para intentar detener, el recuento de los votos del Colegio Electoral en disputa, que lograron retrasar por breve espacio de tiempo. Los manifestantes rompieron las vallas de seguridad y empujando a la policía antidisturbios, escalaron las grandes ventanas e ingresaron a la Rotonda del Senado, donde agitando banderas confederadas y de apoyo a su candidato, vandalizaron las oficinas de los legisladores demócratas, llevándose todo lo que quisieron y causando graves daños, especialmente en la oficina de Nancy Pelosi. En el caos que siguió, cuatro personas perdieron la vida. Mientras tanto, multitudes que apoyaban a Donald Trump marchaban en las capitales estatales de todo el país denunciando el fraude, desconociendo el triunfo del discapacitado físico y mental Joe Biden. Entretanto y como era de esperar, los comentaristas de los medios de comunicación al servicio del establishment - los mismos que aplaudían y apoyaban a los terroristas negros de Antifa cuando saqueaban e incendiaban propiedades a lo largo de todos los EE.UU.- hipócritamente se apresuraron a condenar lo que dieron en llamar la insurrección, pero pocos se han atrevido a explicar el hecho. Sin embargo, cabe recalcar que muchos factores contribuyeron a la rabia que avivó el asedio y no puede atribuirse simplemente a la retórica de Trump, como quieren hacernos creer. Las preguntas sobre la fraudulenta elección podrían haber sido abordadas por los poderes judiciales en los distintos estados antes de que se estableciera el conteo de votos electorales en el Congreso de los EE.UU. No reiteraré las acusaciones aquí, pero no es cierto que las acusaciones hayan sido examinadas y desestimadas. No han sido examinados en absoluto, ni en los medios de comunicación ni bajo los auspicios oficiales. Si lo hubieran sido, Trump podría haber dejado el tema a otros interlocutores. A ello debemos agregar que la desconfianza en el proceso electoral añadió más leña a un fuego que ya se había desatado. Los incansables intentos por parte de los demócratas de destruir su presidencia frustraron a Trump y a sus partidarios durante sus cuatro años de mandato. Una respuesta a una pandemia motivada políticamente les costó muchos puestos de trabajo, negocios y libertades personales. Asimismo, los disturbios civiles emprendidos por los grupos terroristas Antifa y Black Lives Matter - apoyados por el establishment y financiados por el judío George Soros - continuaron sin cesar durante muchos meses, mientras los partidarios de Trump, encerrados en sus casas miraban impotentes el caos y la destrucción que causaban esos malditos criminales. De otro lado, la censura establecida en las redes sociales - como Twitter, Facebook e Instagram - se aplicó asimétricamente a los usuarios conservadores buscando silenciar sus opiniones, pero ello no sucedió con los partidarios de los terroristas, lo cual aumentó en intensidad durante la temporada electoral. Es así como despreciados por los medios de comunicación, censurados en las redes sociales, y sometidos a una intensa propaganda mediática para intentar acallarlos, muchos partidarios de Trump sintieron que no les quedaba nada que perder en términos de reputación. Varios miles de ellos pusieron todo en juego por la causa. Para nadie es un secreto que el doble estándar bajo el cual eran considerados los partidarios de Trump ahora se intensificará. Su forma de actuar en el Capitolio para protestar contra el fraude ha sido censurada por aquellos mismos sectores que ‘justificaron’ desvergonzadamente la violencia practicada por los grupos terroristas negros durante la mayor parte del año que paso. Si bien se puede imaginar esta ‘insurrección’ como una reconexión con 1776, representa a no dudarlo una ruptura definitiva con el pasado reciente. El Partido Republicano puede haber tolerado la forma de actuar de Trump y sus partidarios, pero esa tolerancia se acabó. Los ‘trumpistas’ - como se les denomina - pueden haber roto sus relaciones con dicha organización, pero ahora es el propio partido quien puede haber terminado con ellos. Trump siempre fue un forastero político, ya que presento su candidatura presidencial en el 2016 como invitado, pero ahora puede convertirse en un paria. Incluso sus cuentas en las redes sociales han sido bloqueadas para intentar aislarlo del mundo. Ahora se dice que será acusado por alentar los eventos acaecidos el pasado 6 de enero que origino el asalto al Capitolio y la muerte de cuatro personas, entre ellos un policía. Al respecto, ya se están haciendo llamamientos para su destitución antes del 20 de enero en virtud del artículo 25 de la Constitución. Es mas, los demócratas argumentarán que debería ser juzgado por traición luego de que deje el cargo. Al parecer, esto significaría que la era Trump ha terminado o que tomará una forma dramáticamente diferente. El magnate bien puede crear su propio partido e intentará construir sobre su base de incondicionales, o puede desvanecerse en el olvido político. Los principales medios de comunicación en manos del establishment lo enviarán indudablemente a la sala de la infamia. Pero para sus partidarios Trump seguirá siendo un héroe estadounidense de primer orden. Sin embargo, lo que suceda con su legado sigue sin estar claro en este momento. Pero no parece que la base nacionalista creada a su alrededor se vaya a derrumbar pronto, que es lo que anhelan sus enemigos. Como el mismo manifestó el 6 de enero ante una enfervorizada multitud en el evento denominado Save America March (que se extendió desde la Casa blanca hasta el Monumento a Washington): “Aunque no estoy para nada de acuerdo con los resultados de las elecciones y los hechos me dan la razón, habrá una transición ordenada el 20 de enero, pero nunca nos daremos por vencidos porque la lucha por hacer grande de nuevo a los EE.UU. acaba de empezar” afirmó, dejando en claro que piensa continuar en primera línea tras dejar la Casa Blanca el próximo 20 de enero con la mirada puesta en el 2024, usando para ello su influencia y el peso de más de 70 millones de personas que le han votado, siempre y cuando pueda doblegar primero a sus adversarios que pretenderán acabar cuanto antes con su carrera política, buscando prohibir que pueda postular a un cargo publico en el futuro. Pero aun cuando ellos se nieguen tercamente a reconocerlo, el mundo no será el mismo tras la presidencia de Donald Trump. Es indudable que cuando deje el cargo muchos lo van a extrañar, y puede que quienes hoy lo menosprecian - frente al desastre que representa Biden - se darán cuenta de su error, como sucede a muchos cuando sienten la ausencia de un padre o una madre que no supieron valorar en su verdadera dimensión en su justo momento :)