Venga ya, no me equivoque en calificar acertadamente el 4 de marzo del año pasado a Vladimir Putin como el Zar del Siglo XXI cuando fue elegido Presidente de Rusia, y es que el tiempo me ha dado la razón.
En efecto, el acuerdo de Ginebra sobre Siria demostró que la influencia de Moscú en los procesos internacionales aumenta cada vez más y que las intenciones criminales de los EE.UU con respecto a Siria han sufrido un duro golpe, del cual va ser difícil recobrarse. Según destacan varios medios occidentales, "Rusia está de vuelta" y otros Estados tienen la obligación de escuchar su opinión. El acuerdo que lograron alcanzar Rusia y EE.UU. la semana pasada en Ginebra reveló que la opinión de Moscú está ganando peso en el ámbito internacional y que Rusia no parece estar dispuesta a dar marcha atrás, según publicó 'The Independent' en un interesante articulo escrito por Patrick Cockburn que vale la pena reproducirlo, resumido y entrecomillado: “El regreso de Rusia a su condición de Gran Potencia ya es evidente para todos. Que diferencia cuando hace sólo dos años y medio, los EE.UU. y la OTAN se sintieron libres para atacar impunemente a Libia y derrocar a Muammar Gaddafi. Para Rusia, la debacle de Libia fue el último de una serie de humillaciones que se remontan al derrocamiento de la dictadura comunista y el fin de la Unión Soviética en diciembre de 1991. Los EE.UU. habían asegurado en ese entonces a Moscú que no expandiría sus alianzas militares en Europa del Este, si las fuerzas rusas se retiraran, pero apenas ocurrió aquello, los antiguos miembros del Pacto de Varsovia se integraron inmediatamente en la OTAN a pesar de las protestas rusas, que por su debilidad nada podía hacer para evitarlo.
La diferencia es que hoy con la llegada del señor Putin al Kremlin, Rusia ha renacido en todos los ámbitos, mientras que EE.UU. es política y militarmente más débil de lo que era hace 10 años, a causa de su incapacidad para ganar las guerras en Irak y Afganistán. Asimismo, la posición de Washington se ha debilitado aún más por una serie de pasos en falso en Siria, incluyendo el error de cálculo que sería “tan fácil deshacerse de Assad como Gaddafi”. Washington y sus aliados occidentales olvidaron que Gaddafi sólo había caído debido a que los terroristas libios estaban respaldados por una campaña aérea de la OTAN a gran escala que alteraron el curso de la guerra (como el bombardeo del convoy militar de Gaddafi que facilito su captura y muerte por los terroristas, que estaban advertidos por la OTAN del bombardeo) En caso contrario, estos mercenarios nunca iban a ganar por su cuenta y lo mismo ocurre en Siria. De otro lado, las intenciones de los Estados Unidos en Siria son contradictorias
(el discurso de Barack Hussein Obama el martes pasado anunciando su claudicación es el mas patético que se recuerde a un inquilino de la Casa Blanca) porque Washington desconfía de la oposición, aunque ellos los hayan financiado y entrenado, por la influencia cada vez mayor que tiene Al Qaeda en ellas y el salvajismo que vienen demostrando durante la sangrienta guerra civil que sufre el país,
como el uso de armas químicas entregadas por Arabia Saudi a los terroristas - acusando sin prueba alguna de su uso a Damasco cuando son ellos quienes lo utilizan contra la población civil – así como las ejecuciones sumarias de soldados pertenecientes al gobierno sirio, a quienes les arrancan sus corazones para comérselos en público. Tamañas monstruosidades cometidos por sus mercenarios, hace temer a la Casa Blanca del Genocidio que cometerían si estos criminales tomasen el poder en Damasco. De otro lado, si bien es evidente la hostilidad de Washington a Assad, y bien les gustaría deshacerse de él, pero no puede hacerlo debido no solo a la enorme oposición de la gran mayoría de la ciudadanía estadounidense al bombardeo de Siria y al anunciado voto negativo del Congreso, que debilitaría enormemente a la Administración Obama, sino sobretodo a la firme oposición rusa, que ha resurgido con fuerza y hoy vuelve a tomar su lugar como una superpotencia cuya voz merece ser escuchada y acatada” puntualiza la nota.
La humillante derrota diplomática sufrida por EEUU en Siria demuestra el fin de una era, la de la prepotencia imperial de poder agredir militarmente a cualquier país del mundo con total impunidad y sin que nadie se atreva a detenerla. Esto se acabó y ahora tiene frente a ella a una Rusia floreciente y poderosa para obligarle a entrar en razón, como en los tiempos de la “Guerra Fría” La bestia esta herida pero no por ello deja de ser peligrosa. Aun puede amenazar con atacar a Siria “si no cumple lo acordado en Ginebra” pero esta conciente que si se atreve a hacerlo deberá responder por ello, porque todo ataque tendrá una respuesta, ya que el señor Putin no permitirá de ningún modo la derrota de su más estrecho aliado en la región y esta dispuesto a todo para defenderlo. El eclipse definitivo de la “Pax Americana” ha comenzado :)
